
De Champ du Monde a recibir un portazo en la nariz, Florian Thauvin ha pasado de la gloria a dar pena con la situación actual que vive con el equipo de San Nicolás de los Garza Nuevo León.
La era del amigo de Gignac se puede resumir como un suspiro de brisa francesa que se perdió en el smog de la mamaduría futbolística regia. Una apuesta interesante, de aspiraciones claras y mediáticamente incuestionable, Florian llegó como uno de los mejores fichajes en la historia del futbol azteca.
No puedo cuestionar las intenciones, el sueldo, la calidad del jugador, simplemente no se adaptó o al clima, a la plaza, a las canchas locales o al humor regio, solo él y su entorno lo saben.
Tigres ha sido en los últimos meses el centro de atención mediática, más de lo ya acostumbrado, Florian y Gignac han sido piezas claves en esa maquinaria mediática orquestada por afición, influencers y periodistas que analizan desde una jugada hasta inventar un barco y vender sus boletos; ahora que a Florian le dan una patada y lo mandan de regreso a comer baguettes en lugar de tortillas, Tigres seguirá siendo mediático, traerá a Diego Láinez y generará ruido, revivirán el tema del estadio y Florian seguirá peleando con su abogado.
No hay un antes y un después con Thauvin, será por siempre lo que pudo, pero no supo ser, la bomba que se cebó antes de explotar, el amigo de André, un francés más que no pudo con la sombra de Pierre y que al final se irá con pena y nada de gloria, pero eso sí, con la cartera bien alimentada.
Futbolísticamente, nunca vi algo fuera de serie en el francés, ni velocidad, ni regate, ni disparo que sobresaliera más allá de la norma del futbol mexicano, no le cuestiono la actitud, pero al final su cuerpo no dio lo que su mente dibujó y los trazos de futbol se quedaron en el minuto de juego que participó en la gloriosa copa del mundo de Francia.
Quisiera escribir más, pero la historia es tan corta y de final intempestivo que solo queda sacar las palomitas del “Kikin Fonseca” y divertirnos con un nuevo capítulo de Tigres vs cualquier jugador que les estorba, sorprende debido a su pasaporte y sus relaciones del vestuario, pero este club ha dado muestras de no tocarse el corazón ante las necesidades de cancha y simplemente corto el hilo fino de un jugador que era llamado a suceder al abuelo goleador de la liga.
“Au revoir” Florian, que te vaya bien a donde vayas…
¡Saludos desde el Sillón!