Fue un fin de semana en donde nos montamos en la montaña rusa de las emociones y disfrutamos al máximo la entronización de la generación 2009 de inmortales al Salón de la Fama del beisbol de la liga mexicana.
Debo de confesar que el que en esta ocasión uno de los elegidos haya sido el regiomontano Arturo González, el estandarte de los Sultanes de Monterrey, tenía un doble significado.
Junto al parador corto yucateco Juan José Pacho, al lanzador veracruzano Salvador Colorado y al cronista José Domingo Setien, ingresaba un hombre al que tuvimos la oportunidad de ver a plenitud en su carrera y que hoy tenemos la suerte de seguir admirando. “El Rey Arturo” debería haber ingresado el año pasado, pero como cumplió su deseo de retirarse jugando, lanzó su partido de despedida en el 2003, lo que alargó su ingreso al recinto sagrado. Arturo sabía bien que lanzar un partido más bien valdría la espera de un año.
Todos saben que “el de Tampiquito” inicio como jardinero su carrera profesional en 1974 y luego se convirtió en el gran lanzador que lo tiene ahora en el templo sagrado.
Sabemos también que hasta el día de hoy el uniforme de los Sultanes ha sido su única franela en el beisbol de verano, un récord difícil de igualar por tantos años con un solo club.
Pero pocos saben que Arturo pudo haber firmado con los Alijadores de Tampico, que lo invitaron a unirse a sus filas como lo platicó el mismo pelotero.
“Estaba jugando amateur cuando se acercaron conmigo para invitarme a ir a Tampico, con los Alijadores, llegué a mi casa todo emocionado y cuando le dije a mi papá me bajó de la nube y me mandó a estudiar la secundaria”.
Arturo no se cansó de contar su historia en este fin de semana histórico y lo que más agradeció a Dios es haber estado con sus papás, su familia y haber cambiado de posición.
“Seguramente estaría cargando bultos en el mercado si hubiera seguido de jardinero”. dice.
Aunque recuerda con nostalgia aquel triple que conectó como emergente en el partido de 20 entradas ante Saltillo, que más tarde definiría “El Húngaro” Juan Martínez con un cuadrangular en 1977.
Arturo González tiene todos los récords para un pitcher de los Sultanes. Consiguió un juego sin hit ni carrera el 28 de junio de 1978 frente a Torreón – 2-0 en Monterrey-, pero recuerda como si fuera ayer el juego sin hit ni carrera frustrado que lanzó el 28 de marzo de 1979 contra los Indios de Juárez en 10 entradas un tercio.
El torpedero de Oxcutzcab, Yucatán, Juan José Pacho es querido por todos. Al igual que Arturo no inició su carrera en la posición que lo encumbra el día de hoy; Pacho fue catcher antes de mudarse al campo corto y también agradece por ello.
Pacho recuerda que durante todos su carrera de 19 temporadas no pudo ser campeón con los Leones de Yucatán (jugó 18 temporadas con ellos) y como son los caminos de la vida que el año de 1984 cuando fue cambiado a los Diablos, los melenudos consiguen el titulo eliminando precisamente a los Diablos.
La historia de Salvador Colorado es para Ripley, comenzó su carrera a los 27 años, porque trabajaba y jugaba en PEMEX y cuando se decidió para firmar con Jalisco en el 75 ya estaba bastante maduro.
Pero no solo eso tiene de increíble la historia de Colorado, ya que cuenta que su esposa nunca lo vio lanzar, estaba dedicada al trabajo de enfermería y actualmente termina la licenciatura en esa rama, y ahora que estaban en Monterrey ella se asombraba de este nuevo mundo del beisbol que estaba recién conociendo.
Por eso el nuevo inmortal estaba doblemente emocionado.