
Cuentan que cuando Alejandro Izquierdo pidió un aumento de sueldo y no se lo querían dar, convenció a los directivos con un argumento irrefutable.
“¿Cómo quieren que pare a Muñante si gana varias veces más que yo?”, así respondió palabras más palabras menos.
Alex Left, como acostumbraba decirle con aprecio, falleció el 30 de mayo pasado, dejando su prestigio como el mejor lateral izquierdo en la historia de los Tigres.
Pero lo que no hicieron los mejores delanteros de su época, lo hizo la vida, ganarle la espalda y encontrarle espacios para perforar su cabaña paso a paso.
Alex era un tipo noble, y a diferencia del oficio y colmillo que mostraba en la cancha, a veces era ingenuo. Lo conocí durante la primera mitad de la década de los 90, en la fiesta de XV de una de sus hijas, desde entonces creció una buena amistad que se fortaleció con el tiempo.
Por aquellos años tenía una economía estable. Su pasado como jugador estelar de los Tigres era reciente y en el retiro disfrutaba del prestigio de ser el único jugadores felino que había levantado todos los trofeos de la institución: el ascenso, el título de Copa, y los dos de Liga logrados hasta entonces.
Después se desempeñó como columnista del periódico El Norte, principalmente en la revista Señor Futbol, y representó durante un tiempo al gran Javier Lozano.
Pero tras esa etapa, su vida personal vino a menos, y en los últimos tiempos entró donde la depresión y la soledad comenzaron a cobrarle factura.
Aunque tenía el aprecio de mucha gente del ambiente del futbol, del periodismo y de la afición, Alex entró en un tobogán del que no logró salir.
Se enfrascó en la búsqueda de proyectos laborales que no terminaron por despegar, y comenzó a depender mucho del reconocimiento a su estatus de ex jugador legendario de los Tigres.
La experiencia de Alejandro Izquierdo nos recuerda una vez más la vulnerabilidad de los deportistas ante el torbellino de la fama, que les permite saborear la miel, pero que también posee una fuerza descomunal capaz de arrojarlos sin piedad contra el piso.
En el arranque de un nuevo torneo, cuando todos hablan de grandes proyectos para mejorar el nivel del futbol mexicano, ojalá también se aporten ideas para que los jugadores puedan afrontar ese huracán llamado fama…un desafío para el que muchas veces están lejos de estar preparados.