La UANL alcanzó un sueño acariciado desde su creación por escritores de la talla de don Alfonso Reyes. Subir al segundo lugar en el ranking nacional de universidades es más que un orgullo para maestros, estudiantes y profesionistas egresados de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Es demostrar que, a pesar de recibir porcentualmente menos presupuesto que la UNAM, pagar salarios más bajos a sus profesores, y contar con una planta de docentes en la zozobra del contrato semestral, se tienen agallas para educar a más de 190 mil estudiantes y elevar el número de investigaciones y patentes por encima del promedio nacional.
Sin duda, el rector Rogelio Garza Rivera podrá gritar a los cuatro vientos que hoy la UANL está a unos puntos de alcanzar a la Universidad Nacional Autónoma de México, ciertamente la institución consentida.
Trabajar contracorriente habla de una Universidad comprometida con la ciencia y la academia. Habla del nivel de sus 6 mil 394 profesores, muchos con doctorados y maestrías, pero también habla de la calidad de su oferta académica, esa que se ofrece en sus 26 facultades y sus 37 centros de investigación de alto nivel.
Al día son más de 630 docentes miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) los que le dan prestigio a la UANL con sus trabajos científicos, creando 84 bibliotecas que almacenan un acervo cultural de 2 millones 238 mil volúmenes de consulta.
Ocupar el segundo nacional en el ranking de universidades mexicanas es motivo de fiesta y compromiso. Ocuparse de los grandes problemas y proponer alternativas a la sociedad y al gobierno deben formar parte de su catálogo de servicios.
Los avances de la ciencia deben permear a la población en una mejora continua que lleve al bienestar de todos. Ricos y pobres. Levantar la mano para atender necesidades de salud, como el fenómeno de la influenza o la contaminación ambiental, es parte de la solidaridad de una universidad donde se crea el conocimiento para bien de la humanidad.
La sociedad nos necesita, a directivos, profesores universitarios y estudiantes, para resolver muchos de los problemas que hoy padece una población que exige soluciones de sus gobernantes. Levantar la mano significa yo sé, yo conozco, yo puedo y me comprometo.
Hay un liderazgo natural en la UANL que debe ir en auxilio de quienes no saben y requieren del suministro de conocimiento para enfrentar los fenómenos que nos impiden el progreso, el desarrollo y el bienestar.
Ya lo dijo el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, en la inauguración de la Feria del Libro UANLeer 2017, que no hay reforma educativa que valga si la gente no adquiere el hábito de leer.
El Rector de la UANL, Rogelio Garza Rivera, dijo a través de sus cuentas de Twitter y Facebook que fue gracias al trabajo de miles de universitarios que se consolidaron como la segunda universidad más importante de México.
“Me es grato compartirles que la UANL se posiciona en el segundo lugar del ranking nacional de universidades, que hoy publicó el periódico El Universal Online. Pero, no hay que echar las campanas al vuelo, hay que seguir trabajando si se quiere consolidar la calidad de los programas educativos y servicios que brinda la Universidad en beneficio de todos los estudiantes, ¡#OrgulloUANL!”, comenta.
Ahora el compromiso es mayor. ¿Estarán a la altura directores de prepas y facultades y los secretarios de las diferentes carteras de Rectoría? La encomienda es mayor. Superar la siguiente etapa sin duda será la mayor batalla a la que aspire la Universidad Autónoma de Nuevo León. Dependemos de diputados, senadores y autoridades de los gobiernos estatal y federal para alcanzar un mayor presupuesto que permita a la UANL alcanzar la cima que hoy ocupa la UNAM en el ranking nacional de universidades.v