
Es un hecho que las encuestas son el reflejo de la Opinión Pública al momento en que se están aplicando y sirven de termómetro para tener información acerca del comportamiento de las “lógicas ciudadanas”, sobre todo en materia política.
Ante el pronunciado desgaste del gobierno federal en manos del PAN desde hace más de 10 años, no sorprende el hecho de que en la totalidad de las encuestas serias aplicadas a nivel nacional, el PRI aventaja al menos dos a uno al partido en el poder, y hasta tres a uno al PRD.
Después de todo no debemos olvidar que somos un país de jóvenes, y que la mayoría de este grupo poblacional lleva la mayor parte de su corta vida escuchando mayormente dos palabras: crisis económica e inseguridad pública. Si las elecciones fueran hoy, ni todo el panismo, perredismo, petismo, verdes, lilas, etc, juntos, derrotarían a Enrique Peña Nieto como el próximo Presidente de México.
Cobra especial relevancia el darnos cuenta que al menos por el momento, la mayoría de los mexicanos no quieren saber nada que tenga con ver con gobiernos panistas al frente de México, menos con estilos bravucones como los perredistas, y están analizando seriamente ahora sí aplicar aquel dicho que reza “ahora sí que estábamos mejor cuando estábamos peor”.
En pocas palabras, si mantienen la unidad, sentido común, pero sobre todo aplican estrategias comunicacionales de mensaje para saber “reenamorar” a los mexicanos, es un hecho que al PRI no sólo se le mueve la patita, ¡sino que se le mueve todo el cuerpecito!
Nadie duda que las las transformaciones sociales han sido más rápidas que la adaptación de muchos partidos, mismos que que han perdido conexión con los ciudadanos.
La clase obrera dejó hace mucho tiempo de ser su filón electoral y las clases medias desertan cuando no perciben respuestas a sus incertidumbres y sus miedos crecientes.
Vaya, a nadie sorpende que los denominados “votos duros” son cada día más “blandos” y aquella seguridad electoral que en el siglo pasado mantuvo el PRI con el conocido “voto verde”, ahora quedó en eso… en el pasado.
Tal parece que el Revolucionario Institucional está reasumiendo sus responsabilidades sociales, mismas que nunca debieron dejarlas de lado, al encauzarse ante la Opinión Pública nacional con una fórmula de unidad para renovar su dirigencia.
Vaya, ante los mexicanos, el tricolor mandó un mensaje empático como diciendo: “En estos tiempos tan complicados, los priistas podemos ponernos de acuerdo”, muy diferente la discordancia que los panistas dejaron ante los ciudadanos, al haberse acusado de todo tipo de mapacheo en la pasada elección de Gustavo Madero.
La llegada de Humberto Moreira y Cristina Díaz no sólo traen sangre fresca sino reconocimiento a trayectorias de la cultura del esfuerzo, ya que pudiera asegurarse que es, por primera vez, la llegada de una fórmula norestense formada en la cultura del esfuerzo, pero sobre todo en el contacto social real, desde las clases desprotegidas hasta las menospreciadas clases medias.
Ambas figuras a pesar de su juventud tienen muchas batallas en política, los dos saben de aguacates, al iniciar en los cuadros juveniles, entregando trípticos, pegando calcomanías,defendiendo como perros en los tribunales el “voto por voto” y a partir del 4 de marzo, ocuparán el top del escalafón tricolor, de igual forma, ambos están situados a la par de un secretario de Estado, hecho que no ocurría desde hace mucho políticos crecidos bajo la cultura noreste, en los que el trabajo, solidaridad y empuje son valores cotidianos.
Desde don Alfonso Martínez Domínguez un regio no llegaba a esos niveles, dentro del tricolor, caso similar ocurre desde los tiempos del ilustre ex gobernador Eliseo Mendoza Berrueto, en Coahuila.
La buena noticia para los priistas es que al fin se permite que emerjan nuevos liderazgos previos a la eleccion presidencial del 2012. La mala noticia para los panistas, es que el Presidente Felipe “El Valiente” Calderón sigue peleánose hasta con el espejo, y se mantiene aferrado a no permitir que surjan ningún hijo o hija desobediente, rayando en la arrogancia al sentirse dueño de un partido al buscar a toda costa imponer a Ernesto Cordero.
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