
El jefe de los mexicanos acabó de tajo con la “tenencia olímpica” inventada por Gustavo Díaz Ordaz para financiar la realización de los Juegos Olímpicos de México 1968.
Sea esta una medida populista o con tintes electoreros, la verdad es que la mayoría de los mexicanos aplauden rabiosamente la muerte de este prolongado e incongruente impuesto automotriz.
Felipe Calderón jugó bien el balón en la cancha y se apuntó un “10” en medio de la euforia futbolera, justo al momento en que Italia era echada de una patada en el trasero en Sudáfrica 2010.
El oriundo de Michoacán dijo: “Acabo de firmar un decreto mediante el cual el gobierno federal habrá de cubrir el pago de la tenencia para automóviles nuevos hasta por un valor de 250 mil pesos, adquiridos por personas físicas.
“Esta medida tendrá efecto a partir de la publicación del decreto que acabo de firmar y hasta el 31 de diciembre de 2011, que es cuando quedará derogado definitivamente el impuesto federal de la tenencia por el uso de automóviles”.
Detalló que “en el caso de la personas morales, se hará deducible de impuestos el pago de tenencia para las empresas que adquieran vehículos nuevos con valor igual o menor a 250 mil pesos”.
Y aunque parezca una escena de la nueva película “Alicia en el País de las Maravillas”, tendremos los mexicanos estímulos fiscales que otorgará la siempre odiada Secretaría de Hacienda
Además, explicó el señor de Los Pinos: “El gobierno federal establecerá garantías que se subastarán a través de Nacional Financiera y serán adjudicadas directamente a las entidades financieras de los fabricantes de automóviles y a los bancos”.
El dinero de Nafin servirá para que repunte la venta de vehículos, la cual ha estado atrofiada por la reciente convulsión económica global con severos efectos entre los pobres mexicanos.
Las fábricas de autos y el sistema bancario, para poder recibir los pesos, deberán haber incrementado este año el nivel de crédito cuando menos un 5 por ciento, en relación al apaleado 2009.
Cuando la capital chilanga estaba de fiesta por la justa olímpica del 68, el killer president Díaz Ordaz había prometido que la aplicación de la tenencia automotriz sería transitoria.
Peeeero.
Llego el populista de Luis Echeverría en los gloriosos 70, vio que el mentado impuesto representaba harta lana para la federación y siguió aplicándolo un sexenio más.
Por cierto, en la administración de LEA el país enfrentó la primera gran devaluación del 100 por ciento y de la noche a la mañana el dólar pasó de 12.50 a 25 pesos.
Hoy ciertamente el billete verde ronda sobre los 13 pesos, aunque se debe recordar que hace casi dos décadas le quitaron tres ceros a los bilimbiques mexicanoides.
La estabilidad cambiaria se había mantenido en México desde finales de la década de los 50, tiempos en que la inflación anualizada era igual a CERO.
Después arribó el infame José López Portillo (1976) y siguió la cobrona de Lolita vaciando los bolsillos del pueblo con el fumado tributo arcaico a los vehículos.
Poco hizo Jolopo por eliminar la tenencia en ese tiempo, aun y cuando el inquilino del Palacio Nacional juraba que México estaba en el cuerno de la abundancia, beneficiado por lo altos precios del petróleo.
Fue tan pat´rtico el JLP que llegó a exclamar que “los mexicanos tendríamos que aprender a administrar la riqueza”, aunque luego sobrevino la suicida nacionalización de la banca.
A principios de los 80, con más pena que gloria, arribó Miguel de la Madrid (1982) bajo un sexenio gris, con inflaciones de 200 por ciento anuales… y la tenencia siguió y siguió y siguió.
Surge el torbellino de Carlos Salinas de Gortari (1988), con un doctorado en artes maquiavélicas sin precedentes en el priismo, acompañado de un derroche presupuestal como barril sin fondo.
En ese polémico sexenio, el dueño de Agualeguas fue contra toda lógica y elevó al doble y al triple la aplicación de la tenencia automotriz, para fortalecer las finanzas públicas.
Extrañamente las ventas de autos se dispararon por lo cielos, pero esto gracias a una economía artificial sujeta con alfileres que impuso tasas bancarias igual que en USA.
La burbuja le explotó en la cara a CSG, llevándose entre las patas a millones de compatriotas que se embarcaron con autos nuevos, pero que se quedaron sin chamba por la mortal crisis económica.
Ernesto Zedillo (1994) hace su arribo a la presidencia, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, con una economía hecha pedazos y en esos instantes la tenencia es vista como agua en el desierto.
Nuevamente se dispara el costo del impuesto vehicular y eso ayudó en gran medida a las saqueadas arcas nacionales, luego de la fuga masiva de billetes verdes con el fatídico “error de Diciembre”.
La historia de la tenencia se repite con Vicente Fox (2000), el primer vaquero panista en montar la silla grande, pese a sus fallidas promesas por darle el tiro de gracia a la brutal tenencia.
Llegando al tercer tercio de su mandato, el actual presidente de los Estados Unidos Mexicanos lanza una de los anuncios más importantes para beneficio del país.
También hay que contar lo bueno.
Esta vez las vuvuzelas, que por cierto ya son exportadas a todo el mundo, sonaron y fuerte para darle la bienvenida a esta eliminación gradual de la tenencia automotriz.
El empresariado de NL había exigido sexenio tras sexenio que se diera marcha atrás a este “impuesto temporal”.
Las plegarias de los hombres en “camisa de manga” cayeron en los oídos sordos de cuanto irresponsable de la Secretaría de Hacienda hubo desde LEA hasta el señor de las botas.
Y por supuesto que los imbéciles e inútiles legisladores de todos los sabores sacaron la tarjeta roja para castigar y tratar de frenar la positiva medida presidencial.
Vieron los zánganos diputados y senadores una potencial amenaza para sus manadas, sobre todo de cara a los comicios que se celebran por estos días, en varios rumbos de este violento país.
¿Qué más se podría esperar de 500 diputados y diputadas, y otros 128 senadores y senadoras que se chupan el dinero del pueblo y viviendo a todo lujo en sus respectivas cámaras.
CASITITITAS SON UN INSULTO
PARA LOS MEXICANOS
Este año se construyen 400 mil viviendas en todo el país, cuyas dimensiones no pasan mas allá de los 50 metros cuadros de construcción.
Viven en promedio de tres a cinco personas en esas “casitititas”, es decir que comparten entre 10 a 17 metros cuadrados para cohabitar y eso contando la letrina y la cocina.
Es patético e insultante para los mexicanos llevar una forma de vida en esas condiciones de hacinamiento físico, mental y social.
Así lo consideró Doña Sara Topelson, subsecretaria de Desarrollo Urbano, durante una reunión de la industria de la vivienda celebrada por estas tierras de balaceras y narcobloqueos.
La cosa se va a poner pior.
Hacia el año 2030 habrá 120 millones de habitantes en esta nación de fantasía más allá de la creada por Mr. Walt Disney.
Las necesidades de vivienda se multiplicarán explosivamente con el consabido truco de la especulación de los constructores y la cadena de corrupción en el gobierno.
Tan sólo de 2007 al 2010 fueron otorgados 6 millones de créditos hipotecarios en todo el país, el mismo nivel autorizado en el periodo de 1990 al 2006.
Esta aceleración en el crédito provocará devastadores efectos colaterales como lo es la desarticulación urbana y desarrollos con altisima densidad poblacional, opinó doña Sara.
Por ejemplo, las nuevas colonias de interés social en Nuevo León se encuentran ahora ubicadas a 40 kilómetros ds distancia de la mancha urbana.
Están allá en los acres de la H. República de Zuazua, de nuestro queridisimo Tío Tin, cuna de los inigualables y riquísimos Mc Pares, preparados por la también queridísima Doña Lalita.
Topelson consideró que esta lejanía conlleva a un alto gasto de transporte, creciente fatiga del trabajador al consumir horas y horas para llegar a su centro de labores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que las ciudades deben de tener, por lo menos, un promedio de 16 metros cuadrados de área verde por cada habitante.
Aquí en NL cada sujeto y sujeta apenas cuenta con 4 metros cuadrados, en promedio, de área verdosa, dijo la alta funcionaria y experta de la Sedesol.
Sobre el mismo asunto, la industria de la vivienda reveló que este año construirán unas 600 mil casas en el país, un 14 por ciento más respecto al 2009, pese a la restricción del crédito.