No podía ser de otra manera. Sufriendo, de visita y con Nahuel Guzmán como héroe, los Tigres de la UANL han vuelto a levantar una copa.
Al más puro estilo felino, quizá demasiado en el tema del sufrimiento, los universitarios cerraron una semana redonda en la que le pasaron por encima a los Rayados, viajaron a los Ángeles, se convirtieron en bicampeones y único equipo mexicano que tiene la Campeones Cup en sus vitrinas, además de visitar Mazatlán y traerse la victoria.
El partido en el BMO stadium fue complejo, como históricamente son las finales. Hubo de todo: un arbitraje dubitativo que pitó mal para los dos lados, con un hombre de más sin reflejarlo en la cancha, la inocentada de Vigón y Carioca al pasarse la pelota, la falla de Gignac de frente a la portería a pase de Marcelo Flores y el error de concentración de Chellini al mover la bola equivocadamente que para fortuna de los universitarios justificó la anulación del gol angelino.
La balanza estaba para cualquiera hasta que llegaron los penales. Allí, la experiencia felina afloró y con dos atajadas de Nahuel la obra se completó. La copa se quedó en San Nicolás.
El sábado en la perla del Pacifico, cuando parecía que el juego ante los mazatlecos terminaba con un cómodo 3-1, la dosis de sufrimiento, o al menos angustia, llego en los minutos finales cuando Francisco Venegas aplico la ley del ex y acercó a los sinaloenses a un gol del empate cuando faltaban al menos diez minutos mas por jugarse y con los cañoneros al abordaje.
El gran escritor y dramaturgo Germán Dehesa alguna vez dijo que, si hubiera olimpiadas del sufrimiento, los mexicanos seríamos ganadores permanentes del oro. A como se ha escrito la historia reciente de los Tigres, quizá en esa hipotética selección nacional habría varios lugares para aficionados de la UANL.
Debatir sobre el lugar que tienen los Tigres en el escalafón de “grandeza” del futbol mexicano es intrascendente, tanto como lo es establecer si Nahuel es el mejor portero de la historia, o si Gignac es el mejor delantero extranjero que ha jugado en México. Esas son etiquetas impuestas desde la crónica capitalina, que por cierto sigue sin digerir la dinastía auriazul.
En el calendario deportivo, los Tigres han jugado ya por cuatro trofeos: la liga que les dio la octava el campeón de campeones, leagues cup y la campeones cup. De esas ya ganaron tres. Todavía falta lo que resta del torneo local con la liguilla incluida.
De seguir con la tendencia, se vienen tiempos de sufrimiento para los aficionados felinos, al más puro estilo Tigre: el sábado reciben a Toluca, visitan a Pachuca, reciben al Cruz Azul, visitan a Chivas y luego a Tijuana para cerrar recibiendo al San Luis y al America.
DE REBOTE
La bananera Liga MX sigue dando pena. A su desorganización administrativa hay que sumarle ahora la amenaza cobarde contra una mujer arbitro por un directivo “premier” actuando como mafioso. Seguramente nada o muy poco va a pasar, y a lo que sigue. ¡Y que (sobre) viva México!