
Con una población similar a México, Japón suma solamente mil 500 muertos por Coronavirus, es decir, casi 72 mil menos. Una cifra que para Andrés Manuel López Obrador “es un éxito” por el manejo de la pandemia, como lo declara cada vez que está contra las cuerdas.
Otro dato que desmiente la ¿exitosa estrategia mexicana contra la pandemia? tiene que ver con India, quien recientemente desplazó a México del tercer lugar con el mayor número de fallecimientos de Covid-19. Tabla que encabezan Estados Unidos y Brasil.
Pero hay otro pero: el país asiático tiene diez veces más población alcanzando los mil 300 millones de habitantes. O sea, la tasa de mortalidad por Coronavirus (1 por cada millón de habitantes) es inmensamente mayor en México que suma alrededor de 126 millones.
Entiendo que hasta con los peores argumentos de defensa el gobierno mexicano insista que la estrategia para enfrentar el Covid-19 ha sido exitosa. Sin embargo después del nuevo fracaso en la rifa del avión, sin avión, me queda claro que para el presidente fracaso significa éxito. ¿Y éxito significará fracaso?
Bonito reto será para la Real Academia de la Lengua Española buscar una casa editorial para imprimir, con su versión digital, obviamente, acorde a los nuevos tiempos, un diccionario mexicano para gusto de los funcionarios de la Cuarta Transformación y sus seguidores.
Por cierto y haciendo memoria y cuentas, López Obrador ganó la presidencia en 2018 con más de 30 millones de votos, entre ellos el mío. Y para la rifa del lujoso Boing 787 que compró Enrique Peña Nieto, el gobierno tuvo que gastar de última hora 500 millones de pesos porque no se vendieron en su totalidad los 6 millones de cachitos.
Hasta tres días antes del sorteo del pasado 15 de septiembre la Lotería Nacional reportaba la venta de 4 millones 685 mil pesos de boletos, faltando casi 1 millón 315 mil que fueron desairados por los mexicanos.
Entonces viene la pregunta: ¿si AMLO ganó con 30 millones de votos, fue éxito o fracaso no haber podido vender los 6 millones de la rifa? Boletos que fueron comprados a la desesperada por legisladores de MORENA y regalados a hospitales y escuelas públicas.
El balance final de la rifa fue que de los 100 premios 24 no fueron vendidos, 40 se los ganaron empresarios de la otrora mafia del poder, 16 la Lotería Nacional (dependencia del gobierno), 13 el Insabi (nuevo instituto de salud de la 4T) y 5 premios de 20 millones cada uno los sindicatos (de organismos federales).
Cómo se puede definir que más de 25 millones de votantes que llevaron a Palacio Nacional a AMLO hace dos años, no se abalanzaron a los puestos de venta de la Lotería Nacional desde el 7 de febrero pasado que el presidente anunció la rifa del avión, sin avión.
Si hubiera sido el primer referéndum popular de su gobierno con ese desaire de quienes votaron por él -entre ellos, aclarando que no siento vergüenza-, que no compraron boleto, ¿fue un éxito o un fracaso el show del avión?: un fracaso.
Hay estimaciones de organismos internacionales de que México rebasaría los 130 mil muertos de Covid-19 a finales de año, cifras que podrían ser mayores por un posible rebrote -como está pasando en Europa-, una vez que empiece el invierno y por el relajamiento de las medidas para evitar el contagio.
El 11 de julio falleció mi hermano mayor, sano, sin comorbilidades que pudieron deteriorar su salud al contagiarse de Covid-19, y no hay día que no confirme que el gobierno enfrentó la pandemia con un matiz político, no como un problema de salud.
Y duelen las declaraciones del presidente y del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quienes mienten cuando se lo proponen sobre “el éxito” de la estrategia, habiendo tenido la oportunidad de copiar lo que hizo Japón para tener 72 mil muertos menos que México.
Cierto, el problema de nuestro país puede estar en el ADN de los mexicanos. Pero a ello hay que sumar la lengua de un presidente que hizo lo que se le pegó la gana desde marzo, que mandó los peores mensajes a sus gobernados sobre cómo descuidar su salud… y llevarlos a la muerte.
twitter: @hhjimenez