
Se cumplen 5 años de la famosísima pandemia que nos encerró a todos, gracias al COVID-19 que le dio un giro inesperado a nuestra actividad cotidiana, logrando entender que debíamos mantener la “sana distancia” y portar un cubrebocas para sortear de la mejor manera, una situación que enfrentamos con inquietud, desconocimiento y a la vez, con la esperanza de que todo volviera a la normalidad con las modificaciones que eso implicaba.
La industria de la música recibió un golpe muy duro con la cancelación de sus conciertos y festivales. Momentos críticos que evidenciaban la incertidumbre de no saber si la situación mejoraría, sin embargo, ese desafío se convirtió en una oportunidad para adaptarse, reinventarse y apreciar la nueva realidad. Un momento difícil en donde se encontró la alternativa para continuar en contacto con el público y diversificar la manera de “presentar la música”.
A través de canciones de dolor, frustración, ira y esperanza, los compositores, los intérpretes y las bandas, comenzaron a conectar a través de colaboraciones; todos por igual en confinamiento, lo cual nos mostró la vulnerabilidad y la normalidad en la que ellos también viven. Un gran desafío para superar una difícil etapa en donde la música influyó para mantener vivo el entusiasmo de que saldríamos de casa, tarde o temprano.
El famoso “Quédate en casa”, se convirtió en un espacio para poder ver desde el otro lado de la pantalla, vía YouTube o en otras plataformas, intérpretes o músicos que grabaron temas que nos transmitían fortaleza. Uno de los más recordados, (para bien o mal), hecho en México, fue “Resistiré”, un esfuerzo logrado entre varias disqueras donde vimos a Ximena Sariñana, Cristian Castro, Moenia, Benny Ibarra, Bronco, Gloria Trevi, Yahir, Mijares, María León, Kinky, Rodrigo Dávila, entre muchos más que probablemente se me van a quedar de lado. Fue un proyecto musical a beneficio de una unidad médica que estaba habilitada en la CDMX, con la finalidad de disminuir la saturación hospitalaria que se vivió en dicha ciudad de nuestro país.
Otra canción que seguramente estuvo sonando en su casa, fue el llamado “Astronomia”, de autoría de los Dj’s Vicetone & Tony Igy. Esa canción llegaba a través de los videos que le compartían vía Whatsapp o correo electrónico; es también conocida como el “coffin dance”, el baile que realizan unos hombres que portaban un féretro, ritual cuyo origen proviene de Ghana, donde la música va al fondo en aumento gradual, después de observar una situación con peligro inminente. Hoy en día, 362 millones de reproducciones respaldan este tema en la plataforma de Spotify.
Por otro lado, la canción más reproducida, bailada y exitosa de la pandemia fue “Blinding Lights” de The Weeknd, del disco “After Hours”, que contiene 14 temas y fue lanzado a inicios del 2020, desconociendo el destino que nos llevaría a vivir una experiencia que, en definitiva, no queremos repetir como humanidad. El video de este tema nos mostraba las imágenes de calles y carreteras abandonadas en Las Vegas, lo cual se asoció con esa sensación de soledad y desorientación en espacios que son nuestros y no merecían estar en desolación. Todo esto ocurrió mientras el mundo se sumía en la pandemia a una velocidad inesperada. “Blinding Lights” fue la canción más escuchada de ese año y alcanzó un gran éxito comercial y de crítica.
La creatividad, la flexibilidad y la paciencia durante el encierro nos dejó covers de clásicos, de rock, de metal, de pop y hasta parodias ingeniosas. Las conexiones en línea y grabaciones remotas, se volvieron parte de nuestra nueva normalidad y nos confirma que la música logró sobrevivir las fronteras físicas, culturales y sociales; teniendo el poder de curar e iluminar nuestra vida y la de quienes nos rodean. Estas memorias musicales de la pandemia forman parte de lo que somos en la actualidad. Y agradezco que podamos seguir aquí para continuar disfrutando de ello.