Estaba un día El Apuntador viendo las posibilidades para lanzarse de candidato en las elecciones de 2024 porque ya no quiere trabajar y prefiere vivir del erario, cuando supo de un reportero de El Norte que, con un pseudónimo, tiene una cuenta de Twitter y empieza a ser incómodo para un grupo político de Nuevo León.
Si bien el ex periodicote empieza a ser más flexible para que sus empleados -sobre todo reporteros y fotógrafos-, sean más sociables y hagan chambas por fuera porque los mejores tiempos salariales ya pasaron, este tuitero seguro está en un terreno peligroso que le puede costar su trabajo.
Cierto, en 2015 el heredero Junco de la Vega González, envió un mal mensaje a su plantilla editorial cuando recibió con su staff como un héroe a Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” en sus instalaciones con matracas, incienso, confeti y globos la noche de la victoria como gobernador.
Ese inédito matrimonio de El Norte con la clase gobernante que, por cierto, terminó en divorcio en menos de un año y se repite con Samuel García, relajó las políticas internas de ese medio y, como reza el dicho: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.
Hay que recordar que por décadas en El Norte estuvo prohibido que un reportero o fotógrafo se tomara un café o un vaso de agua en una rueda de prensa de un político, ¡menos aceptar un machacado con huevo! Y quien se atrevía a violentar las reglas iba a la hoguera y perdía su trabajo.
Cuando el junior Alex -para los cuates- tomó las riendas del ex periodicote, esas medidas que para muchos rebeldes eran exageradas, han ido desapareciendo, al grado de que directivos y editores saben, o se hacen patos, de algunos que son poli chambistas.
Unos fotógrafos van a eventos sociales, deportivos, culturales y hasta políticos para llevarse un peso a la bolsa. Y otro ejemplo de lo permisivos que son los jefes es la reciente participación de dos fotógrafas: Velia de la Cruz y Claudia Susana Flores, en una exposición colectiva en el Museo Metropolitano de Monterrey.
Pero volviendo al tema inicial, es notorio que en El Norte se ha permitido la libertad, mas no el libertinaje, por eso sus directivos deberán investigar el dato que este columnista, tan amado por unos, como tan odiado por otros, les pone en charola de plata.
Se trata de la cuenta de Twitter @DarkKnightMty que uno de sus reporteros administra en la clandestinidad y, obviamente, muchos de los tuits “no son de a gratis”, como se dice coloquialmente.
Basta echarles un repaso a los tuits para confirmar qué actores políticos no son santos de la devoción del administrador y de los patrocinadores. ¡Elemental mi querido Watson!
Seguro se están preguntando quién es el responsable de esta cuenta y aunque El Apuntador tiene evidencias irrefutables de su identidad, soltará su nombre cuando consiga dos o tres datos extras, mismos que harán innegable el hecho, así que estén pendientes.
Mientras tanto, hagan sus apuestas.
SE FUE DON RAÚL
En otro tema, desde este espacio se envían las condolencias a la familia de don Raúl Martínez, quien durante años fue el director de la revista Fama, un referente en el mundo de los espectáculos.
Fama fue muy polémica porque no todo lo publicado era cierto, sino que sus contenidos eran producto de la imaginación de sus reporteros y editores. Uno de ellos el también finado Marco Antonio Castillo, que después emigró a El Norte.
Martínez llegó a Monterrey desde la Ciudad de México, rápido se adaptó a la Sultana del Norte y supo hacer amigos. Vino a dirigir una exitosa publicación que registraba altas ventas a nivel nacional por sus atractivos titulares, aunque en la mayoría de los casos eran más escandalosos que ciertos.
No se puede negar, Martínez González siempre fue considerado un gran editor de periódicos, revistas y libros, a nivel local y nacional.
Quienes lo conocieron siempre dirán que Don Raúl fue un caballero especial. Sí, caballero porque vestía como tal, siempre formal, con su inseparable loción que anunciaba su llegada a la redacción desde que se abría la puerta y por el respeto que inspiraba por su formalidad.
Llegó a Monterrey a finales de los años 80, contratado directamente por Don Francisco González en la Ciudad de México. Lo trajo para que se fuera el editor principal de la revista Fama, la cual colocó en un buen sitio a nivel nacional.
“Dada la capacidad del “Señor de las Tinieblas” (así se autonombraba porque le gustaba trabajar de noche y era afecto a la literatura negra y hasta de cosas del más allá) el señor González lo involucró en impresos como El Diario de Monterrey (hoy Milenio) en el periódico vespertino Express, de corta vida; en el Extra Más Noticias Más Deportes y en la Extra de la Tarde.
Don Raúl se hizo en periódicos “dende antes” como La Prensa y otros capitalinos, donde fue reportero y redactor entre los sesenta y los setenta.
Era dado a alzar la voz para enseñar y muchas veces regañar y corregir a sus editores, reporteros, redactores y diseñadores.
Imponía por su experiencia. Era un maestro que, como escribió el periodista Miguel Ángel Vargas en su columna En Pocas Palabras (Milenio), así como era querido, también tenía algunos malquerientes, porque era de carácter fuerte.
Don Raúl fue todo un personaje que se codeó con la farándula nacional setentera, llegó a escribir historias para aquellas revistas seriadas como El Carruaje del Diablo; fue el editor de un gran best seller como lo fue “Lo Negro del Negro Durazo”, editor de periódicos populares de Monterrey, y coordinador y jefe de medios también policiacos de espectáculos y deportivos de Coahuila y de Tamaulipas.
Falleció a los 77 años. Desde aquí nuestro pésame para su familia.
Francisco Zúñiga Esquivel, uno de los reporteros veteranos de Milenio, antes Diario de Monterrey, lo recordó en su Facebook:
Yo andaba por los 26 años, y recién había tomado la dirección del periódico de La Tarde. Él parecía quizá de unos 20 más, y era el director editorial adjunto de todos los periódicos.
Lo encontré de madrugada, en la casona donde editaban la revista Fama. No lo conocía, así que no sabía lo que me esperaba, y mucho menos lo que iba a ser el primer consejo.
—Mire, mas vale que digan de usted que es un hijo de la chingada, y no que digan que es un pendejo.
Así era Raúl Martínez, muy práctico y sin tanta vuelta.
Eso fue la teoría. En la práctica el mensaje fue trabajar duro, innovar, apoyar a la gente, entenderla en sus problemas, y buscar que tuvieran satisfacciones para rendir mejor en el trabajo.
Es decir, en la realidad don Raúl no era ni lo que me recomendó ser, ni lo que aconsejó evitar.
Lo visitaba en las madrugadas, antes de llegar a redacción, y platicábamos de cualquier cosa, menos del periódico.
Pero así salieron las ideas y fuimos creando las historias que luego se volvieron columnas sobre temas de todo tipo, desde erótico-maniacos, cuentos de terror, hasta historias de la vida diaria. Esa era su vida, escribir de todo: revistas, cómics, guiones, libros.
Eso me obligó a redactar cada día por lo menos tres cuentos para nutrir el periódico. No es fácil andar sacando historias de la nada, así que había que hacer parroquia alrededor del escritorio, para escuchar vivencias que luego transformaba en aventuras insólitas, o andar a la caza de anécdotas para recontarlas.
Nunca se lo dije, pero eso me ayudó a mantener esa disciplina de redactar -mejor dicho, narrar- algo distinto a las notas informativas, y me permitió asomarse a la versatilidad literaria que todo periodista-escritor desea.
Seis años trabajamos juntos, y el ciclo acabó para mí. Pero las piedras rodando se encuentran, y años más tarde volvimos a coincidir en la redacción.
—Mi querido, distinguido y fino amigo—, me decía al momento de tender su mano para estrechar la mía y dejarla impregnada de esa loción que siempre usaba.
Siempre fue un privilegio platicar con él, aunque fuera unos minutos en cualquiera de los pasillos de la redacción.
Seguro lo vamos a extrañar ahora que el Gran Redactor lo llamó a ocupar un puesto en su redacción, donde, ni lo duden, seguirá escribiendo esos relatos tan fantasiosos.
Gracias por todo don Raúl Martínez. Buen viaje, mi distinguido y fino amigo.
Por su parte Héctor Hugo Jiménez, director editorial general de Hora Cero, escribió en sus redes sociales la siguiente anécdota:
—Si el licenciado Jorge Villegas bloqueó su proyecto de cobertura del Mundial de Italia 90, vaya directamente con don Francisco González (dueño de Multimedios)—, me surgió don Raúl Martínez. Y lo hice.
Descanse en paz quien me hizo ser atrevido, creer en mi proyecto, y dar ese brinco en mi carrera profesional en El Diario de Monterrey. En ese entonces él era director de la revista Fama.
RETAZOS
Cambiando de tema, ¿a poco creían que este columnista iba a dejar de comentar el ridículo que hicieron Multimedios y El Norte con el dudoso tema de los muertos por la onda de calor que azotó a la entidad?
Es cierto, el tema fue abordado en la pasada entrega, sin embargo, sucedieron bastantes cosas muy interesantes después de que esta columna fue publicada, por lo que vale la pena volver a visitar el asunto.
En términos generales, lo que deja todo este asunto es cómo en ocasiones hay medios tan soberbios, que a fuerza quieren que las autoridades acepten la verdad que ellos están ofreciendo a sus lectores, sin importarles que contribuyan a la desinformación.
Porque tanto en el caso de El Norte como Multimedios, ellos estaban obstinados a que diariamente decenas de personas estaban perdiendo la vida llegando a manejar cifras que realmente caían en lo ridículo, pues llegaron a decir que hubo más de 800 fallecidos.
Ese número tan increíble surgió de la entrevista que transmitieron Pamela Longoria y Enrique Burgos de Multimedios con un funcionario del Registro Civil que se aventó esa cifra tan exagerada como falsa.
Pero, ¿por qué los conductores no cuestionaron al funcionario cuando básicamente estaba diciendo que en Nuevo León se estaban muriendo 56 personas diarias?
¿Será porque ninguno de los dos es reportero, sino lectores de noticias quienes solamente siguen el guión que les pasa el productor?
Por supuesto, esa versión al final fue desmentida por las autoridades, sembrando más dudas que certezas.
Era tanto su deseo de explotar al máximo el pánico -perdón, esta nota-, que en el caso de Multimedios llegaron a poner reporteros de planta afuera de las instalaciones del Servicio Médico Forense y hasta volaban el dron encima de las instalaciones.
Esto provocó excesos como la orden que el arquitecto Benavides (un personaje bastante moderado que, tristemente, tuvo un desliz), le quiso dar a la reportera Mayté Villasana de que se metiera con todo y cámara a las instalaciones del SEMEFO del Hospital Universitario.
Obviamente, la chica tuvo que explicarle al experimentado conductor que el ingreso de los medios a este inmueble está prohibido y, por lo tanto, no podía cumplir con la orden que le estaba dando.
Para muchos televidentes, especialmente aquellos que ya no se cuecen al primer hervor, este incidente les recordó hace años cuando, tras el atentado contra Luis Donaldo Colosio, excandidato presidencial, Jacobo Zabludovsky le ordenó a Talina Fernández que se metiera al quirófano donde estaba atendiéndolo para que confirmara el deceso del político.
Por supuesto que, tras un par de días de estridencia, la secretaria de Salud en la entidad salió para dar las cifras oficiales: en Nuevo León habían fallecido poco más de 30 personas por el calor… nada más.
Aquí fue donde El Norte hizo el ridículo, pues en su intento de “ganar la nota”, publicó antes de la conferencia de prensa de la secretaria que la cifra de muertos superaba los 60.
Obvio, cuando vinieron los datos oficiales tuvieron que recular y corregir el gazapo.
Aún así las carcajadas de sus lectores pudieron escucharse hasta Salinas Victoria.
Y ahora la pregunta quincenal tan esperada: ¿qué directivo de un importante medio de comunicación necesita un nuevo disco duro de más capacidad en su cabezota porque se le olvidan las citas?
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