En un abrir y cerrar de ojos pasarán los días, pasarán los meses y pasarán dos años, y en el verano de 2020 de nuevo la temperatura comenzará a subir cuando se acerquen los comicios para renovar todo en Nuevo León: gobernador, alcaldías y el Congreso local.
Una vez que se enfriaron la mayoría de los ánimos, salvo Guadalupe y Monterrey donde hubo el mayor número de impugnaciones por parte de Cristina Díaz y Adrián de la Garza, respectivamente, es necesario ver claramente cuáles serán las opciones que tendrán los partidos políticos para suceder a Jaime Rodríguez Calderón.
Raúl González Rodríguez pudo ser un buen candidato bajo el cobijo de “El Bronco”, pero perdió la senaduría; Aldo Fasci Zuazua igual, sonó como tambor destemplado en Monterrey, y todos los demás que compitieron y perdieron enarbolando la bandera morada son de mediano y bajo perfil. Vaya, no hay de dónde agarrar.
El único que pudo estar disponible, pero en febrero pasado renunció al gobierno actual fue Miguel Treviño, alcalde electo de San Pedro Garza García, quien pudiera buscar ser candidato independiente, pero sin tener nexo alguno con el ejecutivo estatal. Y no hay que descartarlo para 2021.
En el PRI, César Garza, Clara Luz Flores y Heriberto Treviño (sobre todos los dos primeros sin descartar al último), no tendrían que ser descartados de golpe y porrazo por los dueños de los escombros que quedaron del tricolor, porque no solamente ganaron en Apodaca, Escobedo y Juárez sus elecciones para alcalde, sino porque manejarán presupuesto en tiempos de austeridad presidencial.
Sobre todo el edil electo apodaquense, ya que su municipio desplazó a San Nicolás de los Garza y se ubica en el tercero con mayor población de la zona metropolitana, además de contar con reconocimiento nacional por su actividad industrial.
Con un PRI que olerá a difunto en su sede nacional, los liderazgos estatales o locales también serán tomados en cuenta. Y en la lista apunte de igual forma al legislador Marco Antonio González, reelecto para el Congreso del Estado cuando el 99.9 por ciento de todos los candidatos perdieron.
Sin embargo, enfrente tendrá a Francisco Cienfuegos quien, pese a perder Guadalupe, estará buscando, primero, hacer amarres dentro del poder legislativo para disputar a González el liderazgo de la bancada del tricolor; y segundo, aprovechar su cargo para intentar ser candidato y lo que se ve imposible a corto plazo: resucitar al PRI.
Por cierto, se menciona que el actual alcalde guadalupense ya convenció a tres de los cinco restantes diputados de la próxima legislatura para que entren a su corral y que lo apoyen para que él sea el líder de la bancada, estando solamente en dudas Adrián de la Garza (del Distrito de Linares), quien jalaría con Marco Antonio González.
Volviendo y futureando, el resto de los que han sido aspirantes en ésta y en otras contiendas serán cosa del pasado: Pedro Pablo Treviño e Ivonne Álvarez (ambos serán diputados plurinominales); Marcela Guerra, Héctor Gutiérrez de la Garza y Jorge Mendoza, entre una larga lista.
¿Pero qué pasará con Ildefonso Guajardo, seis años secretario de Economía del gabinete de Peña Nieto? Sin el PRI en Los Pinos, sin gubernatura y sin las alcaldías de Monterrey y Guadalupe (como parece así será, al menos que haya un revire del Tribunal Estatal Electoral), ni loco meterá su dinero a una misión imposible. Habrá más dinero en la mesa directiva de un kínder.
En el PAN, Víctor Fuentes, aún cuando perdió las elecciones y será senador como primera minoría, estará entre los probables aspirantes a ser candidato a gobernador en tres años más; pero quien exigirá tener mano sería Felipe de Jesús Cantú, en caso de ser ratificado su triunfo en Monterrey.
De ahí “pa’l real”, como se dice, en Acción Nacional no habrá de dónde escoger, aunque Pedro Garza no se querrá quedar atrás. Y los legisladores federales electos buscarán su reelección en 2021.
En Movimiento Ciudadano el ganador de la contienda al Senado, Samuel García Sepúlveda, es el natural favorito, pero tiene miedo de que el electorado que lo entronizó con su voto pudiera no ver con buenos ojos “el chapulinear” en tres años, es decir, dejar su escaño en la Cámara Alta por salir a competir.
Aunque García Sepúlveda es la opción A para MC, el plan B sería el legislador local, Luis Donaldo Colosio Riojas. Pero los vientos soplarán siempre a favor del primero.
Y por MORENA, el partido de moda gracias a la victoria de Andrés Manuel López Obrador, Yudith Díaz y Tatiana Clouhtier llevarán mano, porque Alfonso Romo tendrá mucho en qué entretenerse dentro del gabinete presidencial.
GATOS POR LIEBRES
Los malpensados de la política, esos que ven complós y agandalles a través del pocito del café y en las migajas del pastel en los restaurantes de grillos, prevén la posibilidad de que el Tribunal Estatal Electoral aplique una resolución salomónica para definir las controversias legales en los casos de impugnación de Monterrey y Guadalupe, ambos municipios ganados por el PAN el pasado 1 de julio.
Los agoreros de las catástrofes consideran que los magistrados darán al PAN la ratificación de la victoria en sólo uno de sus dos candidatos a alcalde, mientras que se invalidaría el triunfo en la otra elección, para así convocar a elecciones nuevas en un periodo de cuatro a seis meses. Uno a uno, sería el marcador final.
El problema estriba en cuál de las dos alcaldías sería el sujeto de la negociación y bajo qué argumentos.
Aunque hay similitudes entre las impugnaciones hechas por Cristina Díaz Salazar y Adrián de la Garza a las elecciones de Guadalupe y Monterrey es obvio que una decisión de este tipo sería el resultado de una negociación política.
LA MANO QUE MECE LA CUNA
La llegada de Héctor Gutiérrez de la Garza a la secretaría de Organización del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, cargo que le fue asignado por la presidenta del tricolor Claudia Ruiz Massieu pero que logró imponer Manlio Fabio Beltrones, implica el asalto al poder del viejo priismo.
Exvicecoordinador de los diputados federales y expresidente de la fundación Colosio en Nuevo León, además de detentar otros cargos federales y estatales, De la Garza representa, por así decirlo, el ideario del priista ortodoxo, ideologizante, formado en los cuadros básicos en ascenso del poder, y no sólo un simpatizante o adherente, como lo fue el excandidato presidencial José Antonio Meade (¿alguien se acuerda de él?). En suma, un dinosaurio. Como su amigo, jefe y mentor Beltrones.
Su presencia en el CEN priista será un intento de la vieja guardia tricolor de retomar el poder político arrebatado por el grupo Atlacomulco y los llamados “Golden Boys”, aquella camada de neopriistas como Rodrigo Medina, Enrique Peña Nieto, Eruviel Ávila, César Duarte y otros más, quienes con sus actos de corrupción y abusos de poder llevaron al PRI a la casi extinción en este 2018.
Si bien el puesto de secretario de Organización en un partido sin signos vitales pareciera un castigo más que un premio, le permitirá a Gutiérrez de la Garza y Beltrones aglutinar en su entorno a los grupos priistas poderosos de cada entidad, a fin de fortalecer su propio proyecto político, para seguir dándole la batalla a Andrés Manuel López Obrador y su gobierno.
Recuérdese aquella sentencia de que lo que no te mata, te fortalece, y ni el PAN pudo matar al PRI en 12 años de gobierno, ni en estas pasadas elecciones fue aniquilado por completo. Ahí sigue, latente, agazapado y presto para atacar. Una fiera herida, lo saben los cazadores, hace más daño. Los posibles yerros u omisiones del gobierno de López Obrador, sin duda, serán ampliamente capitalizados por los priistas expertos en hacer ruido y fiesta con unas matracas y un pandero.