
Aunque muchos pudieran considerar muy radical el título de este análisis editorial, la verdad es que basta con darse una vuelta a cualquier supermercado o centro comercial en México para confirmar lo que millones de personas padecen a partir del 1 de enero de este año.
Una severa crisis en las finanzas familiares por el aumento de precios de todo tipo de productos, sean o no sean de los conocidos como “la canasta básica”; resulta lógica la implementación de la serie de ajustes financieros aprobados en diciembre pasado en el Congreso de la Unión, a propuesta del equipo económico del Presidente Enrique Peña Nieto.
Aunque muchos voceros se nieguen a aceptar la realidad e insulten a la inteligencia como el secretario de Desarrollo Sustentable en Nuevo León, Fernando Gutiérrez, quien en pleno Día de los Inocentes se aventó la jalada de asegurar que los aumentos al transporte urbano y otros servicios no afectarán a nadie… porque “nadie gana YA el Salario Mínimo” en México.
Esta diarrea verbal y nulo sentido común de muchos funcionarios lastiman en serio a la gran mayoría de los mexicanos que no tienen sueldos millonarios y que enfrentan una cascada de aumento en alimentos, bebidas, gasolina, pasajes de autobuses, centros de entretenimiento, medicinas, ropa, calzado, etc, etc y etc.
Y aunque pareciera que al tremendo secretario de Hacienda, Luis Videgaray, le importa más que lo nombren “Ministro de Hacienda del Año” en publicaciones extranjeras, que lo que opinen los mexicanos de las medidas impulsadas desde su oficina, lo cierto es que el gobierno de Peña Nieto enfrentará en el 2014 la “Madre de todas las batallas” hacia la opinión pública nacional.
Tan pronto como el 1 de enero entraron en vigor una serie de nuevos impuestos, que aunque fueron aprobados en diciembre pasado, la mayoría de los mexicanos fueron sorprendidos todavía con la cruda del Año Nuevo.
Nuevos impuestos a las bebidas azucaradas, al chicle, a la “comida chatarra” o al transporte federal de pasajeros, fueron algunas de las novedades fiscales con la que los mexicanos festejamos la llegada del 2014.
Además, se concretó la famosa homologación del Impuesto al Valor Agregado en la franja fronteriza del 11 al 16 por ciento, terminando con la tasa preferencial que gozaban. También se cobra un 16 por ciento del IVA en todo el transporte foráneo de pasajeros, afectando a millones de mexicanos que no cuentan con automóvil propio para transportarse.
Otro aumento del 16 por ciento a todo lo que tenga que ver con la compra de mascotas domésticas y sus respectivos alimentos, con lo que a partir de enero, para muchos será un verdadero lujo alimentar a sus “Fidos”, “Maxs”, “Laikas”, “Timos”, “Pingus”, etc.
El chicle ya no es considerado alimento según los señores diputados, por lo que ahora también pagaremos el respectivo IVA; mientras que todos los que compren bebidas azucaradas, conocidos como refrescos, polvos o jarabes, tendremos que pagar un peso adicional por cada litro.
Aquellos que gustan de comprar dulces, chocolates, bombones, helados, galletas y similares, a partir de ya tendrán que pagar un 8 por ciento de impuesto, mientras que la buena noticia es que las tortillas, las sopas, las harinas, bolillo, telera y pan blanco siguen sin ninguna carga fiscal adicional al considerarse de consumo básico.
Otros nuevos impuestos a la minería, a las ganancias obtenidas en la Bolsa Mexicana de Valores, así como continuar con el desplazamiento mensual en el costo de las gasolinas, el diesel y la turbosina, utilizada en la aviación, son los que figuran ya en el gasto de los mexicanos.
Lo reitero, aunque muchos minimicen esta situación, si este año México no logra crecer al menos un 3 por ciento, la imagen pública del equipo presidencial seguirá en el sótano, a pesar de que apenas inician su segundo año de gobierno.
Es bastante obvio que lo que buscan los diputados es que todos enflaquemos, pero para que engorden las cuentas bancarias de todos los que tengan que ver con gobierno.
En lo dicho…
¡Bienvenidos al 2014! ¡Año en que inician los Juegos del Hambre en México!
¡Porque parece que ahora tendremos que jugar a morir para poder comer!
Muchas gracias.