
Bárbara Mori cada vez es más atrevida.
Después de consolidarse como una gran actriz, ahora incursiona en la producción, un rol complejo que parece comenzar a dominar.
Viento en Contra es su debut detrás de cámara. La historia es un thriller clásico de aspiraciones hollywoodenses donde ella, como protagonista, es culpable de un crimen que no cometió. Y tiene un plazo fatal para resolverlo.
El filme dirigido por Walter Doehner (El Viaje de Teo) y escrito por Rodrigo Abed es un compendio de fallas estructurales que los realizadores decidieron ignorar, buscando que funcionaria con la anuencia del público que, según parece, no se daría cuenta de las evidentes inconsistencias de lógica.
Esta es otra producción –de las muchas que conforman esto que es el resurgimiento del cine mexicano- en la que se pide clemencia al cinéfilo para que acepte como ciertas las inaceptables peripecias por las que tiene que pasar la chica heroica para conseguir su objetivo.
Como una reedición mexicana de Gloria, Viento en Contra se introduce en el mundo de las altas finanzas, donde trabaja Mori como la asesora financiera que un mal día es convencida de que al interior de la empresa donde labora hay un gran desfalco.
El descubrimiento la lleva a una serie de situaciones que la exponen a peligros frente a los que debe demostrar su valor y tenacidad.
Ella, como si estuviera obligada a tomar decisiones equivocadas para que la historia funcione, no se detiene ni un solo momento durante toda la historia, y consigue superar todos los obstáculos, hasta verse envuelta en un desenlace esperado y muy cercano a la chabacanería.
Claro, conforme la madeja se desenreda, se va revelando que aquí no todo es lo que parece.
Desafortunadamente, todo parte de una situación tan inocente que bordea el ridículo y que no debió ser aceptada por la producción. A partir de ese cimiento falso se va entretejiendo una historia que reta cada vez con mayor imprudencia la buena fe del espectador, hasta condenarse al descrédito.
Mori y el cuadro de actores que la acompañan hacen un gran trabajo frente a la cámara, pero se enfrentan con un guión que maneja un torrente de diálogos irreales y aventuras insostenibles.
Mori y Luján, en sus intercambios dentro de la compañía, utilizan una jerga financiera que les incomoda. No pueden hilar más de dos frases sin que se vea que recitan terminología que aprendieron sin tener una aproximación a su contenido.
La chica es la fugitiva más tonta del cine mexicano, porque a lo largo de toda la historia nunca se tomó la molestia de coger un teléfono para preguntar qué era lo que realmente ocurría, una acción que le hubiera evitado muchas mortificaciones.
Y los malvados que los persiguen son unos incompetentes que terminan arruinando sus propios planes con líos que podrían generar risa, si es que no fueran unos despiadados pillos que se toman muy en serio la búsqueda del botín.
Viento en Contra es una cinta bien producida y actuada, pero con una historia que se condena de arranque y termina desinflada.v