Toy Story 4
Director: Josh Cooley
Actores (voces): Tom Hanks, Tim Allen
(cuatro estrellas)
Pixar volvió a hacer lo que parecía imposible: con Toy Stroy 4 supera a todas sus antecesoras de la serie.
La franquicia animada que tiene 25 años de antigüedad ya había cautivado al mundo con sus versiones 1,2 y 3. Era poco probable que, luego de esta tripleta de entregas magníficas, los genios de la animación, ahora asociados con Disney, pudieran elevarse por encima de las alturas que ya habían conquistado. Lo cierto es que esta cuarta entrega de los juguetes que cobran vida cuando nadie los ve, es una entrañable aventura que muestra su enorme corazón con los ya conocidos personajes de Woody, Buzz Lightyear, Slinky, Rex, el matrimonio de los Cara de Papa y otros nuevos que se unen a la pandilla.
La creatividad del guionista Andrew Stanton, que antes presentó joyas como Wall-E, Buscando a Nemo y Buscando a Dory, entre otras, mueve la anécdota a niveles insospechados, con pinceladas de humor ingenioso, en un subtexto de inclusión y adaptación a las nuevas circunstancias que llegan con el paso de los años. El estupendo antagonista es un ente de bella hechura, pero con un deformado espíritu psicópata, moldeado por años de resentimiento y relego.
Parece ser que los mejores años de Woody, como juguete, han pasado. Andy ya se fue y Bonnie parece haberlo relegado. El vaquero se siente inevitablemente triste y nostálgico. Pero los demás camaradas lo animan. Lo reconocen como el líder de la banda. Buzz, solidario y fiel, le pide que se adapte y que no se entristezca.
La historia toma un giro inesperado cuando llega a la habitación Forky, un juguete sencillo, hecho por la niña con materiales reciclables. No sabe cuál es su lugar en el mundo. El desconcierto lo mueve a la depresión, saboteando su propia autoestima. Su impulso natural es regresar al cubo de la basura donde es nada. Prefiere dejar de existir que seguir sufriendo. Hasta que todos son llevados de viaje, lo que ocasionará que se vean forzados a emprender, como es la costumbre de la marca TS, una misión de rescate, en la que lo arriesgarán todo en el nombre de la amistad.
La anécdota se desliza deliciosamente sobre una carretera colorida de imágenes perfectas, que se ven mucho mejores y más detalladas que las que se apreciaron cuando fue presentada la franquicia, hecha rudimentariamente con computadora en 1995. Sus lecturas van más allá de la superficie. Es en la profundidad reflexiva donde los guiones de Pixar siempre ganan.
Forky tiene asomos de retraso mental. Woody, que se siente relegado, ayudándolo se revalora como individuo. Juguetes nuevo y viejo deben afrontar realidades desconocidas, que, al aceptarlas, los ayudarán a superarse. Juntos entienden que todos son importantes. Aunque alguna vez fue la estrella de la casa, el consentido de Andy, el cowboy entenderá, sobreponiéndose al dolor, que el tiempo y las personas cambian. Pero sobre todo, aprenderá que todos son importantes, que cada uno posee su propio valor, y que aún el rudimentario monigote tiene derecho de existir.
Pero mientras la vieja pandilla se mueve en un círculo cálido de protección colectiva, en el opuesto se encuentra la muñeca Gabby Gabby que vive en una tienda de antigüedades, donde todos se han quedado atrapados. Es en ese lugar donde observa la oportunidad de encontrar una vía de escape a su monótona y triste existencia, aunque ello implique el sacrificio de inocentes. La historia alcanza aquí sus mejores momentos dramáticos y cómicos. A ella la auxilia una punta de horrorosos monigotes de ventrílocuo descerebrados, que provocan un novedoso humor macabro. Verlos moverse como autómatas ocasiona, simultáneamente, risas y escalofríos.
Los personajes secundarios son sólidos como rocas. Todos roban cámara y se imponen a los protagónicos: Duke Caboom (Keanu Reeves), Ducky (Keegan-Michael Key), Bunny (Jordan Peele), Forky (Tony Hale) y Gabby Gabby (Christina Hendricks) y Combat Carls (Carl Wheaters).
Entre la vorágine de acontecimientos relampagueantes, también hay tiempo para el amor. Como una bella historia del viejo oeste, Woody se reencuentra con una dama de su pasado que creía perdida. Y aunque se saben de mundos diferentes, con personalidades chocantes, la chispa surge inevitablemente. El romance está en el aire, aunque su destino como enamorados es incierto.
Toy Story 4 es una genialidad cargada de nostalgia. Es difícil decir adiós a estos pícaros muñecos, que una vez más triunfan con una gran odisea, en la que demuestran que la imaginación y la fantasía son fuerzas poderosas y transformadoras.