Quémese Después de Leerse tiene un casting excepcional: George Clooney, Frances McDormand, Brad Pitt, Tilda Swinton, John Malkovich. La particularidad de todos sus personajes es que son extremadamente imbéciles.
Algunos son profesionistas exitosos y analistas; otros intendentes en un gimnasio, o funcionarios de pacotilla que se sienten dioses. Pero todos tienen una pobreza de criterio que los hace inmiscuirse en problemas con saldo mortal, y con una posibilidad de comprometer la seguridad nacional.
Esta no entra entre los mejores proyectos de los Coen, aunque es tan divertido como cualquiera de sus productos.
Los geniales hermanos vuelven a construir un universo absurdo hasta el surrealismo. Su chispa lleva a relacionar, en una misma historia, un centro de acondicionamiento físico con la CIA y la embajada rusa.
La enredada trama de infidelidad, espionaje, amor cursi, y montones de decisiones estúpidas, está sustentada por una gama de personajes sólidos y atractivos.
Malkovich es un analista de mediano rango de la CIA que es cesado y decide escribir sus memorias. Está en proceso de divorcio con Swinton, una neurótica doctora que tiene un amorío con Clooney, un funcionario del Departamento del Tesoro.
En torno a ellos giran otros personajes pintorescos como McDormand, una mujer que se siente poco atractiva y está obsesionada con cirugía reconstructiva, y su compañero de trabajo Brad Pitt, un tonto vigoréxico simpático e imprudente que desarrolla lo que parece ser el papel más atractivo.
La historia da tantos giros que resulta complicado explicarlos en una sinopsis.
Los Coen se mofan de la incultura de la población y la mitología que ronda en torno a los servicios de inteligencia en Estados Unidos.
Atrapada aún en los ecos de la guerra fría, McDormand cree ingenuamente que cualquier palabra que salga de la boca de una persona que estuvo relacionada con la CIA puede ser valiosa para lo que ella cree que son los enemigos del pueblo norteamericano.
El resultado de su suposición es catastrófico.
Quémese Después de Leerse es divertida y muy bien hecha. Pero es también un trabajo menor de los Coen.
Apenas el año pasado obtuvieron el Oscar por Sin Lugar para los Débiles, una cinta violenta y solemne. Ahora cambian por completo el discurso con una comedia que parodia las cintas de intriga.
Afortunadamente los hermanos maravilla saben exactamente qué hacer con un grupo de actores de primer nivel, dándoles espacio para su propia inspiración y permitiéndoles que construyan sus propios papeles, labor para la que son expertos.