El cuarentón Pedro vive como si fuera un muchacho. Profesionista exitoso, soltero independiente, pero apegado a la familia, lleva una vida perfecta entre la promiscuidad y la fiesta.
Hasta que lo llama un eco del pasado en forma de un evento desconocido: de la nada aparece una mujer joven, que le dice que es su hija, producto de una relación muy antigua de la que nació sorpresivamente nació ella, quien ahora quiere conocer a quien la procreó.
Mauricio Ochmann protagoniza ¡Qué despadre! comedia de corte social, que reflexiona cobre la crisis de la mediana edad y la paternidad responsable. De alguna forma inquietante, el director Pitipol Ybarra le llama a la atención a los adultos mayores de 40, para que hagan un recuento de su historia amorosa y revisen bien si alguno de sus deslices no resultó, como en este caso, en descendencia que había permanecida oculta durante años.
El shock es instantáneo y le cambia la vida a este tipo. Toda la cinta se concentra en ver cómo es sacado de su zona de confort y trata de adaptarse a una nueva vida, con rutinas de las que estaba desacostumbrado, pues no sabe comportarse como papá, ni tratar a su nuevo retoño.
Con una producción pequeña y un guion de fórmula y superficial, que se anticipa a kilómetros de distancia, la cinta, ya en cartelera, tiene como principal atractivo la presentación de Fiona Palomo, la hija del fallecido Eduardo Palomo. Aunque había sido vista en algunas series, en su primer largo, la rompe como Aline, la hija extraviada del disipado Pedro.
Encantadora y tierna, es una chica de buenos sentimientos partidaria del amor libre, que ha vivido con la falta de una figura paterna, a la que ahora se aproxima más por curiosidad que en busca de amparo. La atracción paternal surge de inmediato, lo que revela una gran química entre los personajes.
Por ahí aparecen, como presencias para la taquilla y de mínima participación, Diana Bracho, Sandra Echeverría, Paly Duval, Juan Diego Covarrubias y Ana Claudia Talancón. Héctor Suarez también tiene un pequeño papel lleno de improvisaciones, el último de los que hizo, como un alocado doctor que debe dar los resultados de la prueba genética.
El humor es de televisión, con el protagonista haciendo caras y mostrándose como pez fuera del agua, en estas situaciones que le resultan novedosas. Las situaciones son inverosímiles, con montones de atropellos a la lógica, aunque al final todas las fallas deben ser perdonadas, pues no es una cinta para ser tomada en serio.
Ojalá Ochmann se dé la oportunidad de hacer más proyectos dramáticos, en los que pueda demostrar el gran actor que es.
¡Qué Despadre!, es una típica comedia del cine mexicano actual, con famosos en el elenco, enredos de escaso ingenio y hecha únicamente para pasar el rato.
@LucianoCamposG