En la entrega 82 de los premios de la Academia, se impuso el arte a la taquilla. Las cifras así lo indican. Avatar, la cinta más cara de la historia y con mayor recaudación, fue humillada por Zona de Miedo, la ganadora con menos ingresos en taquilla de toda la historia, al momento de la premiación. Fue también para sorpresa del mundo la noche en la que por vez primera ganó una mujer en la categoría de director. Kathryn Bigelow se llevó la estatuilla. La nota estuvo aderezada por un chisme: derrotó a su ex esposo, James Cameron, convertido en un dios de la taquilla que tuvo una noche para el olvido, con apenas tres Oscares para su espectacular cinta, y todos en rubros técnicos.
La estampa que se llevó la noche fue la de Bigelow celebrando, emocionada, y Cameron visiblemente contrariado, felicitándola.
Zona de Miedo fue hecha con un presupuesto indigente para los estándares de Hollywood. La aventura de un desactivador de minas en Irak fue mucho más atractiva que la gran perdedora.
Avatar, hecha con un megapresupuesto de 450 millones, que retrata un mundo imaginario a años luz de distancia, habitado por nobles y valerosos seres ecológicos, que son amenazados por la depredación humana.
Caras nuevas aparecieron en los rubros histriónicos, en los que ganaron los cuatro actores que durante todo el año fueron mencionados como favoritos.
Hubo una lista inflada en la nómina de mejor película. ¿Qué hacían en competencia Preciosa, un Hombre Simple, Una Lección de Vida, Sector 9?
La ceremonia fue buena, con excelentes números musicales y una atinada conducción de Alec Baldwin y Steve Martin.
LA ZONA
DE BIGELOW
Fue este un festejo singular el de la noche del 7 de marzo en el teatro Kodak, de Los Angeles.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywod (Ampas) tenía una urgencia mayor por aumentar el rating de la ceremonia, que en los años recientes había declinado por el formato de la premiación demasiado formal pero, sobre todo, lleno de películas desconocidas en las listas nominales.
Por ello aumentaron a diez el número de cintas en la categoría mayor. Desde 1943, cuando ganó Casa Blanca, no estaban tantas en competencia.
Según este nuevo criterio, se le daría entrada también a películas taquilleras, de entretenimiento, de evasión, que son las preferidas por el público y que cada año se quedan fuera de la competencia por carecer de atributos para la crítica especializada.
El experimento no fue fallido, pero la propuesta ampliada resultó innecesaria. Cinéfilos, críticos, e integrantes de la industria sabían que la pelea estaba únicamente entre Avatar y Zona de Miedo. Sin embargo, fueron invitadas otras películas buenas, y otras no tan buenas, para engalanar la velada.
Fue así como se enlistaron, sin posibilidades, Un Hombre Simple, Lección de Vida, Un Sueño Posible, Preciosa, Sector 9, Bastardos sin Gloria, Up: Una Aventura de altura y Amor sin Escalas.
La parte de actuación fue ganada por quienes habían sido aclamados por la crítica. Chris Waltz, hizo el papel de su vida como el cruel y controlador Coronel Landa, en Bastardos sin Gloria, que le dio la estatuilla en rol de reparto; su contraparte femenina fue Mo’Nique, que hizo también de una monstruosa madre abusiva en Preciosa.
Como actor protagónico se llevó el premio Jeff Bridges, un constante invitado que en esta ocasión recibió justicia de la Academia por su interpretación de un inestable vejestorio en Corazón Loco. No lo opacó ni la esperada encarnación que hizo Morgan Freeman de Nelson Mandela en Invictus.
La triunfadora en actuación femenina es aún motivo de polémica. Ganó Sandra Bullock, por un Sueño Posible. Parece que el jurado decidió premiarla por su constante aparición en el mundo del espectáculo. Les gustó que finalmente se pusiera dramática. En el camino dejó, otra vez, a Meryl Streep.
El mayor reto histriónico de este año fue de Carey Mulligan de Lección de Vida. Resultó milagrosa su actuación de una adolescente que por un azar se convierte en mujer para luego tener que refugiarse, de nuevo en la mocedad. No ganó porque es una desconocida.
La cuota latinoamericana estuvo en el apartado de película extranjera. Se impuso Argentina con El secreto en Sus Ojos, de Juan José Campanella, que derrotó a La Teta Asustada, de Perú, dirigida por Claudia Llosa.
La película animada era, como se anticipó para Up: Una Aventura de Altura, de Pixar, considerada una de las mejores cintas animadas de todos los tiempos. También ganó por banda sonora.
Conforme avanzaba la noche, Avatar comenzaba a perfilarse como una decepción. La Academia le arrojó algunas croquetas de consolación. Le dio premios en efectos visuales, cinematografía y dirección de arte. Ignoró a Camerón en dirección y en película.
A Zona de Miedo, en cambio, le dio reconocimientos en dirección, edición, edición de sonido, mezcla de sonido, guión original y, por supuesto, película.
Esta cinta independiente se llevó los mayores honores. Su directora, Kathryn Bigelow tiene una breve filmografía. Se le recuerda por Días extraños (que escribió Cameron, como ya se sabe), y Punto de Quiebra, con Keanu Reeves y Patrick Swayze. Es considerada la reina de las películas B, por combinar de manera efectiva acción, con algunas estrellas en el elenco, pero con presupuestos relativamente modestos.
Cameron terminó la ceremonia visiblemente ofuscado.
Avatar es un dechado de tecnología. Su aventura en la luna Pandora ha presentado una nueva forma de hacer cine.
Sin embargo, la historia de los colonizadores humanos tratando de domesticar un noble pueblo aborigen ya se había visto. Y esa conversión del protagonista, que se vuelve al bando contrario, luce muy parecida a Pocahontas y Danza con Lobos.
A estas alturas, Cameron debe saber que Avatar fue más taquillera que Titanic, pero no es tan buena como esta.
Quien celebró fue su ex, que alguna vez fue su aprendiz. Toda una historia de película.