En esta colonia perfecta, aislada del mundo, todo funciona con sincronía. Las parejas conviven en un ambiente estilizado de la década de los 50, donde predominan el bienestar y la felicidad.
En el drama No Te Preocupes Cariño los hombres salen de mañana a trabajar y sus mujeres se quedan en casa a disfrutar los placeres que les da una existencia despreocupada, con los problemas pecuniarios resueltos. Su obligación es pasarla bien, en la piscina comunitaria, tomando sus bebidas con vecinas y buscando ropas elegantes en los almacenes exclusivos de la comunidad. Es importante que estén lindas para recibir por la noche al marido que llega cansado de trabajar.
En esa dinámica se encuentra la pareja impecable formada por Alice (Florence Pugh) y Jack (Harry Syles). Hasta que ella se da cuenta de que algo no funciona bien en el vecindario. Que el propietario del conjunto habitacional denominado Proyecto Victoria, Frank (Chris Pine), motivador y jefe, se comporta de una manera tan carismática como misteriosa. Algo esconde detrás de esa sonrisa encantadora, con la que busca controlar hasta el más mínimo detalle de lo que ocurre en esas casas de ensueño.
La esperada cinta, basada en la idea del complot siniestro, tiene mucho de Esposas Perfectas (Stepford Wives, 1975) y Truman Show (1998), en un escenario donde los habitantes se encuentran atrapados sin saberlo, porque han sido seducidos al grado de entregar su propia voluntad.
La también coprotagonista y director Olivia Wilde crea una atmósfera impoluta donde las personas actúan como robots que se encuentran permanentemente en promocionales de una existencia dichosa. Sin embargo, el verdadero espectáculo de la película es el de las imágenes perturbadoras que se van intercalando en la psique afectada de Alice, que lentamente, entre alucinaciones y evocaciones subconscientes, va recuperando algunos trozos de pasado que la mueven a suponer que lo que ahí ocurre es un montaje, del que tiene qué escapar.
Sorprende ver al mismísimo Harry Styles, un trabajador talentoso y sumiso, participando en una lujosa celebración colectiva, en la que es obligado a danzar tap, como un mono, en una grotesca forma de aceptación frente al amo poderoso que dicta órdenes.
La idea juega permanentemente con la estafa y la coerción, ejercidos desde la directiva del proyecto, aunque se cicla pesadamente en los primeros dos episodios, en la suspicacia, que hace que la chica aguda desconfíe del líder de ese sitio. No deja de percibir que sus habitantes conviven como en una secta, que opta por una sugestión colectiva, para ocultar una verdad de la que están enterados los caballeros. El problema es que parece que ellos están de parte de Frank, mientras ellas viven en una permanente oscuridad ocasionada por motivos que muy lentamente se van revelando.
El ritmo es lento, a veces desesperante, porque se muestran mayormente las estampas de un mundo perfecto donde germina una turbia realidad, y el relato tarda mucho en revelar su verdadero objetivo.
Es hasta que emergen las preguntas precisas, y la inquietud se contagia en el compacto núcleo de moradores, cuando la historia toma un rumbo veloz y definitivo, con más información disponible sobre lo que ahí ocurre.
En el fondo, el problema de las parejas en esta comunidad se concentra en la comunicación deficiente. Hay una falla entre marido y mujer que impide que fluya un diálogo que permita aclarar qué es lo que ocurre y cómo son de distintas las perspectivas de cada uno. A causa de influencias externas, las familias tienden a romper su armonía. A diferencia de lo que ocurre en un hogar cualquiera, aquí los desacuerdos y las inconformidades pueden ser demasiado costosas.
Quedan numerosos hilos al aire, debido a que se presentan extraños simbolismos que necesariamente demandan una segunda lectura. Allá en lo alto de la montaña, lejos de los primorosos habitáculos, se encuentra una cúpula prohibida, como un Olimpo sagrado en el que parecen operar controladores de las vidas del resto de los mortales. Y el solo acceso a ese pináculo parece que salvará las almas de las ovejas que se niegan a integrarse al redil.
No te Preocupes Cariño no tiene ideas nuevas, aunque la dirección de Wilde hace que verla se convierta en toda una experiencia.
@LucianoCampos G