Amigos remite a una antigua historia en tiempos modernos.
La producción francesa, que es presentada en América como una conmovedora anécdota de corte interracial, tiene una agradable universalidad, pero mucho más comprensible para el público europeo.
En Francia, un hombre rico tiene un accidente en una aventura extrema y queda postrado en silla de ruedas. Busca, para que lo atienda, a un hombre de compañía y lo encuentra en un inesperado negro de los barrios bajos, casi un vago con el que encuentra una gran afinidad.
Independientemente de la inexplicable relación de afinidad que surge entre los dos hombres de distintos orígenes, hay momentos divertidos en los conflictos generados entre ellos que entran en dimensiones desconocidas.
Como una comedia con sentido humano, la cinta sigue el proceso en el que se involucran personas que no pueden ser más distintas. El paciente Phillipe es un modelo de refinamiento, rico, sobrio, tímido, retraído y aburrido. El cuidador Driss es un tipo expansivo, bullanguero, vicioso que tiene la vida resuelta muy a su manera: vive en un departamento pequeño, hacinado y está acostumbrado a mal vivir.
Los dos personajes encuentran lo mejor de sí en esta aventura que comparten durante unos días para descubrir que son tan iguales y complementarios, independientemente de su status y de las obligaciones que los diferencian y unen.
El gran acierto del filme es su distancia de Hollywood.
Nakache y Toledano presentan una película que se acerca a la intimidad de dos hombres en una extraña intersección de sus caminos. No hay más espectacularidad que la relación de la pareja tratando de encontrar coincidencias, como en un matrimonio que termina por embonar de manera perfecta.
Los dos hombres que comienzan este tramo de su biografía en los polos más apartados terminan aceptándose y encariñándose fraternalmente de una manera tierna y emotiva.
Sin embargo, las distancias culturales pueden ser un factor para la compresión en América de una cinta que es muy europea. Driss es un negro inmigrante, que enfrenta a diario el drama de la segregación en un continente que abre sus fronteras por una comunidad comercial, pero que aún guarda recelos hacia los visitantes, lo extraño.
El drama de la xenofobia ocurre en todo el mundo, aunque de un modo diferente al que se vive en el Viejo Mundo.
De cualquier manera, hay en Amigos una entusiasta correlación entre estos dos universos que se unen a través de la honestidad, para generar de ahí personas con mejor calidad existencial. v