Nadie debe sorprenderse de las brillantes extravaganzas de la escritora directora Coralie Fargeat. La Sustancia es una de las más recientes exquisiteces bizarras elaboradas por la parisina, con una producción que sorprende por su idea sencilla y por los extremos dramáticos que alcanza.
En 2017 ya había dado una muestra de su genio con Venganza del más allá (Revenge), sencilla, siniestra y visceral.
Ahora entra ya en la órbita de los realizadores estelares con una película de ciencia ficción, que relanza la carrera de Demi Moore, combinando su actuación con la también ascendente Margaret Qualey, una belleza joven vista en producciones relevantes recientes.
La historia se basa en el mito de la eterna juventud, con un repaso de El retrato de Dorian Grey. Entre más se exhiban, las personas valen más. En tiempo de frivolidad, prevalece lo más popular.
Elisabeth (Moore) es una estrella del fitness de TV. Es prácticamente una leyenda viviente, adorada por millones como la gurú de los ejercicios caseros. Ha dominado durante mucho tiempo el medio en base a su belleza y sus buenos dotes como gimnasta.
Los patrocinadores la adoran porque es una persona rentable.
Hasta que un día, la producción decide que ha envejecido.
Los medios son crueles. Lo que no es rentable se transforma en material desechable. No importan la dignidad, ni los problemas del producto humano echado a la basura. Lo relevante es que los ingresos pecuniarios continúen.
De esta forma, Elisabeth se entera de la posibilidad de rejuvenecer mediante una técnica milagrosa, que contiene instrucciones extremadamente precisas.
La determinación tomada la lleva a una situación parecida a un mal sueño del que no se puede escapar.
Es difícil describir la forma del desdoblamiento de la diva de los aeróbicos. Con una grotesca exhibición, explícita en el extremo, hace de su ser una dualidad, obligada a alternarse en la vida cotidiana. Durante una semana saldrá ella al público, y a la siguiente su réplica Sue (Qualey) mejorada, embellecida y adorada.
Pero juventud es vanidad y la posibilidad de ocupar un espacio en la vida de alguien más, no puede pasar desapercibida por una mujer que comienza a disfrutar los sabores de la vida, con los elementos nuevos y apetitosos de fama, reconocimiento y mucha sensualidad.
Esta chica nueva y lozana parece hecha para los placeres. Tiene una belleza espectacular que comienza a gozar con galanes a su disposición, aunque el precio que deberá pagar por preservar lo que tiene es muy alto. La dualidad demanda un equilibrio perfecto. La disciplina es indispensable para mantener eficiente esta forma de recuperar juventud, en base a un sistema parecido a la clonación.
Roto el balance ocurre el caos. La alteración de la naturaleza por medios artificiales supone una infracción al orden de la creación.
El rebote es terrible. La vanidad acumulada se revierte en horror. Los sueños de alegría permanente se convierten en una abominación. La chica desatendió la principal advertencia: las dos deben seguirse considerando una sola.
Pronto, la unidad destruida se reintegra en forma inimaginable. Lo que era la ilusión de la belleza y la felicidad perfecta se transforma en un dolor terrible, a causa de una perversión del orden de origen divino.
El final se convierte en una sorna surrealista a las aspirantes a estrellas.
El sueño se destruye de forma estrepitosa para quienes se atreven a desafiar a la ciencia.
Demi Moore está en plan grande. Por primera vez en mucho tiempo se exige como actriz y no solo como una chica bonita, en un protagónico que carga con energía y talento.
La Sustancia es una aventura terrorífica, de humor ácido e inolvidable.
@LucianoCampos G