
El primer alunizaje efectuado en 1969 ha estado permanentemente rodeado de misterio y de polémica. Los partidarios de la teoría de la conspiración sugieren que la llegada del hombre a la Luna nunca ocurrió y que las imágenes que conoce la humanidad son, en realidad, un montaje elaborado en un set de televisión en Tierra.
La otra cara de la Luna es una comedia romántica de tono familiar, que busca explicar cómo fue el operativo de marketing que hubo en torno al posicionamiento, entre el gran público, de un evento que cautivó la atención de miles de millones alrededor del planeta, como fue el alunizaje inicial.
Aunque los planes para lanzar llevar al Apolo 11 a la superficie del satélite natural, ya han sido llevados a la pantalla grande en numerosas ocasiones, en esta lo que se busca es mostrar la forma en que el gran público fue seducido por una excelente campaña en medios para hacerle sentir que era parte de la mayor hazaña tecnológica en la historia de la humanidad.
La encargada de enamorar a la gente fue Kelly (Johansson) una estafadora profesional, encantadora pero carente de escrúpulos, que es reclutada por un misterioso buscador de talentos del Gobierno de Estados Unidos (Wooddy Harrelson) que, desde las sombras, se involucra en el proyecto con acceso a cualquier oficina de la NASA.
Y en medio de estas acciones de mercadeo y con la responsabilidad de colocar la nave en el espacio, está Cole (Tatum) un ex piloto, astronauta frustrado que no es advertido de las acciones que hay para que el plan funcione, hasta que puede ser demasiado tarde.
Porque, en el camino, hay una intención por representar en tierra el alunizaje de Niel Armstrong, como una operación supersecreta de engaño masivo que pretenden llevar a las pantallas caseras de todo el orbe.
Berlanti arma una cinta ligera, con una enorme producción, pero con un tratamiento superficial, sin aproximarse más allá de lo que se conoce en los medios y en algunas teorías del complot ya clásicas. Es evidente el esfuerzo, que funciona muy bien, de hacer de Kelly y Cole una pareja de la que surge la tensión romántica, con obstáculos en el camino, principalmente profesionales, por estar en sentidos opuestos de sus deberes, aunque destinados a encontrarse.
La química de los dos atractivos protagonistas es evidente y muy grata, pues los dos se prestan a la enorme charada que representa la película, y el engaño que pueden estar representando, al atizar la idea de que bien pudo ocurrir que, el alunizaje, fue un trabajo de producción en un estudio como difunden millones de conspiranóicos.
El pietaje de archivo sobre el despegue es impresionante y, afortunadamente, todo se resuelve de una manera satisfactoria, para dejar una sensación de bienestar.
La otra cara de la Luna es una cinta que mueve a sentirse bien y a pasar un par de horas entretenidas, al mostrar otro ángulo de un supuesto fraude monumental, como es el alardeado viaje a la Luna inventado, que ha dado mucho material para la ficción.
@LucianoCampos G