En la cinta ¡Hombre al agua!, el comediante Eugenio Derbez se permite el placer de darle un zape al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el Anticristo del mundo, al presentar en ese país roles invertidos: el millonario y prepotente es un mexicano, y la pobre afanadora humillada, es gringa. La comedia, convertida de inmediato en un taquillazo nacionalista, sirve como otro escalón para que suba en popularidad quien es, actualmente, uno de los histriones latinos más calientes en el mercado de Hollywood.
Derbez, al comando del proyecto, deja su impronta por todos lados. La película es diametralmente suya y, al presentarla como producción bilingüe, se concentra el mercado de los compatriotas en la Unión Americana y también en su país.
Remake de la que estelarizaron en 1987, con roles de género invertidos, Kurt Russel y Goldie Hawn, la historia tiene una anécdota minúscula que funciona para explotar el enorme carisma del estelar: Leonardo (Derbez), un acaudalado y desobligado hijo de papi, que se pasea en un lujoso yate, afrenta a Kate (Anna Faris) una empleada del aseo en la nave. Por una jugarreta del destino, el tipo cae al agua y llega a la playa sin memoria. La chica, entonces, para vengarse, alega que es su marido y, aprovechando la amnesia, lo somete a un intenso régimen laboral de rudo albañil al que no estaba acostumbrado.
El nudo, el desenlace y el epílogo se ven llegar, sin sorpresas, a kilómetros de distancia. Pero no importa. Lo que realmente cuenta es ver a Eugenio siendo él mismo. O, mejor dicho, ciclándose en sus morisquetas, inflexiones de voz, y manerismos propios de sus célebres Eloy Gameno, El Lonje Moco y hasta del Burrito de Shrek, al que le prestó la voz en español.
Al gran público le encanta verlo en modo de sus emisiones XHDRBZ, como queda comprobado con los hitazos previos No se aceptan devoluciones (Instructions not Included, 2013) y Cómo ser un latin lover (How to be a Latin Lover, 2017), habladas también en inglés y español, y cortadas con el mismo patrón.
El director Rob Greenberg hace una cinta de encuadres rígidos, mucho diálogo y algunos pastelazos. El show consiste en ver al milloneta, vejestorio y desmemoriado, pasando por exigencias laborales inéditas en su vida ociosa. En el proceso, comportándose como un adolescente cincuentón, Leonardo experimenta un arco marcadísimo, transformándose en un buen hombre. Su renacimiento es típico: para encontrar el camino correcto primero tuvo que extraviarse.
Además de presentar una historia sencilla, el histrión mexicano incluye en el casting a sus cuates, reconocidos por el público mexicano: Omar Chaparro, Adrián Uribe, Jesús Ochoa, Fernando Luján, Cecilia Suárez, Mariana Treviño.
Para la audiencia al norte del río Bravo desfilan en pantalla Eva Longoria, Soosie Kurtz y la coprotagonista Anna Faris, conocida en México por la serie de parodias Una película de miedo (Scary Movie). Y, como sorpresa mayúscula, tiene un pequeño papel el escocés John Hannah.
¡Hombre al agua! es otro salto hacia adelante de Eugenio Derbez en la conquista del redituable público norteamericano. Sin embargo, al ser el actor mexicano más reconocido en la actualidad, queda a deber, pues no ha entregado todavía una película suya de calidad. No se arriesga. Falta que se involucre en un proyecto que le haga justicia al verdadero talento que tiene, y que no ha sido capaz, aún, de demostrar en proyectos desechables que, por lo que se ve, solo sirven para hacerlo millonario.