Capitán América: El Primer Vengador sintetiza la tradición militar norteamericana, su esfuerzo vindicativo de las causas de la libertad, la justicia y la democracia, y la idea de la supremacía de Estados Unidos sobre todas las naciones del mundo.
Este cómic de Marvel es el más perverso y manipulador de cuantos han sido creados por la firma que ha entregado baluartes cinematográficos como Iron Man y Spider Man. Capitán América es una vil propaganda proyanqui personificada en un hombre que significa la aspiración de la Casa Blanca: valeroso, imbatible y justiciero… siempre con un arma en la mano.
Este payaso norteamericano, conocido como el primer vengador, por ser el más antiguo de los justicieros que actualmente visitan la pantalla grande y se difunden en tiras cómicas en el planeta, participa en una bien filmada y emocionante aventura en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
El personaje es, por sus pretensiones, sencillo y ridículo. Vestido con los colores de la bandera norteamericana, engalanado con una estrella de autoridad en el pecho, alardeando su nombre cursi, el soldado taladra las líneas enemigas para enfrentarse directamente a los más sanguinarios aliados de Hitler.
Todo superhéroe tiene una biografía. Este es el caso en el que la mitología del superhombre sobrepasa su desempeño.
La mitad de la cinta se va en explicar cuál es la formación del debilucho recluta Steve Rogers que es tomado como experimento para convertirlo en un hombre fornido. Este superhéroe tiene poderes muy limitados, pues solamente se observa en él una fuerza superior, pero no vuela, ni escala paredes, ni derrite el acero con la mirada. Simplemente es un tipo con musculatura inflada con esteroides y líder de una serie de acciones valerosas que lo encumbran como capitán.
El periplo del indeclinable norteamericano lo lleva a enfrentarse al enemigo jurado del mundo libre, un hombre conocido como red Skull, deformado por un experimento que le dio superpoderes, pero que le cobró la lozanía del rostro, descarnándoselo y trocándoselo por una horrible máscara roja.
Si de por sí el involucramiento del ejército nazi es ya un enorme cliché de las historietas, hay muy poco de confrontación entre el estelar y su antagonista. Si acaso tienen algo de lucha personal cerca del final abierto y anticlimático.
Aunque hay algunas esperadas escenas de persecución, Capitán América carece de acción sólida, pues las batallas bien coreografiadas no implican ninguna tensión, ni riesgo para la estrella del cuento.
El apuesto Chris Evans representa perfectamente el fenotipo del superhéroe, pero más allá de su densa musculatura y su deseo de interpretar con energía al prócer, su actuación se desvanece en una anécdota muy reducida y bastante insustancial. Parece el muchacho bueno que se perdió en la campaña de los Bastardos sin Gloria, de Tarantino.
Su interés romántico, interpretado por Hayley Atwell es un gran acierto, por las relevantes dotes histriónicas de la chica y la forma en que apoya a la estrella de la película en las escenas que comparten.
Esta cinta puede pasar como una de las peores recreaciones en cine de los superhéroes. Está por debajo del Hombre de Hierro, Batman y el Hombre Araña.
Tal vez, sólo por encima del desabrido Thor. v