Kristen Wiig es el secreto mejor guardado de la comedia. Protagonista y coescritora de Damas en Guerra, la neoyorquina surgida de las filas de Saturday Night Live, demuestra que está lista para compromisos importantes como este, que relanza la idea de comedias para adultos, como una respuesta a la concentración de esteroides en las carcajadas que actualmente son dominadas por hombres.
Como una Vera Farmiga para los momentos festivos Wiig es la contraparte femenina de Owen Wilson y Vince Vaughn juntos. No le apena descender hasta los infiernos del ridículo para dar la nota en Damas en Guerra, una comedia con empaque romántico que se concentra más en la lucha de dos mujeres que riñen por el afecto de una tercera.
Es una descarga masiva de hormonas femeninas y un ataque de histeria, todo al mismo tiempo.
La cinta dirigida por Paule Feig y producida por su majestad Jude Apatow, rey de la comedia del nuevo milenio, presenta la estampa del momento de crisis en la vida de una atractiva mujer adulta que se encuentra indispuesta a seguir adelante, existencialmente paralizada, por falta de incentivos.
La solterona se siente perdida cuando su mejor amiga anuncia que se casará y, peor, cuando otra camarada arrivista, la versátil Rose Byrne, le roba el afecto que debiera ser íntegramente suyo, por antigüedad.
A partir de ahí comienza una tonta y divertida rivalidad entre las dos damas de compañía que se disputan la atención, el afecto y los favores de la futura desposada, una riña tan patética como ilustrativa: lo que quieren ellas no es que su amiga las vea, si no que el mundo finalmente decida tomarlas en cuenta.
Con esta sencilla premisa, se desata una guerra de proporciones insospechadas, generando sus respectivos destrozos, pero involucrándolas en un conflicto y situaciones mucho más elaboradas que la mayoría de las cintas de su tipo que actualmente se producen por montones, en Estados Unidos.
El humor adulto permite que, pese a ser una comedia entre chicas –mayormente desconocidas–, pueda ser disfrutable para los varones que encontrarán aquí que no solamente su género puede exponerse a situaciones denigrantes, como lo demuestran numerosas producciones donde glorifican al macho estupidizado en busca de acostones y cerveza. Las mujeres aquí también pueden caer muy por debajo de su descenso promedio de dignidad, en una situación bochornosa como las que abundan en la cinta.
En la escena de la refinada despedida de soltera, Wiig estelariza el momento más insoportablemente vergonzoso del cine en el presente año.
Damas en Guerra es una película para divertirse, más inteligente que las otras producciones de su tipo, con una protagonista que muy pronto puede sustituir a la cada vez más triste y decadente Jennifer Aniston, como reina del género, un título que en los 90 enarboló Julia Roberts.
Hay mucha diversión en estas adultas inmaduras. v