Hay una trampa escondida en No se Aceptan Devoluciones.
Eugenio Derbez, director, guionista y estrella del film que marca su debut detrás de cámaras en pantalla grande, invita al público a participar en su fiesta cinematográfica, en la que narra los acontecimientos divertidos e hilarantes de un vividor que es forzado a enfrentar la paternidad.
Derbez lleva al público a reírse de sus desventuras, como inmigrante indocumentado en Estados Unidos que desconoce el idioma y tiene que esforzarse en el insólito y peligroso trabajo de doble de acción del cine, mientras cría a su hija como ejemplar padre soltero.
Sin embargo, en un giro repentino y traicionero, el comediante le cambia el tono a su historia y, sin aviso, la vuelve un drama extremo, con un sabor amargoso.
En su ópera prima, el cómico más conocido del país hace una película familiar de exportación y humor blanco, que astutamente se enfoca en los mercados de México y Estados Unidos, ubicando la historia en los dos países.
En la televisión americana, Derbez ya había sido presentado el año pasado con la comedia Rob, lo que le dio oportunidad, posteriormente, de introducirse en la comedia Jack y Jill, donde comparte créditos con Al Pacino y Adam Sandler.
Ahora se lanza a conquistar a aquel público con esta propuesta bilingüe de lágrimas y risas, y resultado irregular.
En No se Aceptan Devoluciones, que él mismo escribió, interpreta a Valentín, un acapulqueño que vive para enamorar chicas. Un mal día, una de esas conquistas le deja en brazos a una bebé y lo abandona. Él, inepto en los menesteres familiares, tiene que regresar a la nena a California. Como no encuentra ahí a su madre, se queda varado en esa ciudad hasta que ella ingresa a la escuela primaria.
La premisa es ya conocida. Es como Tres Hombres y un Bebé, pero con un solo padre. Pese a que el tema ya ha sido muy abordado, el cómico maneja la propuesta para trasladar al cine su humor de televisión.
Abundan las confusiones, las referencias de la cultura popular mexicana y una tendencia hacia el humor basado en la ambigüedad de las expresiones y el doble sentido. Es el tipo de chistes con los que hizo escuela en sus célebres emisiones Derbez en Cuando y Al Derecho y al Derbez, que lo posicionaron como el mejor humorista de la TV mexicana.
Sin embargo, hay un descuido evidente en las bromas, que no son tan efectivas en una sala de cine, donde se esperan situaciones más elaboradas y no enredos como esos que causaron risa hace muchos años, en las películas de Viruta y Capulina.
En el último episodio la cinta se vuelve densa. ¿Qué no era una comedia tipo Derbez? ¿Por qué el actor se pone serio, si invitó a ver una comedia? La vida se le complica al mojadito, que enfrenta desesperado al monstruo legal norteamericano, con escasas armas para defenderse y ante la enorme desventaja del lenguaje.
Hay un acertado manejo de las situaciones para mantener oculta la gran sorpresa que se revela al final y que ofrece un cierre aleccionador, pero desconcertante.
En esta cinta, Eugenio tiene la oportunidad de dar una interpretación cómica, que es su especialidad. Por momentos entre sus diálogos aparecen Armando Hoyos, Eloy Gamenó y el Burrito de Shrek.
Aunque es difícil tomarlo en serio en el drama, consigue hacer una muy buena interpretación como el padre atribulado, que enfrenta al mundo para seguir cerca de su hija e impedir que le arrebaten su cariño.
Sin embargo, la gran figura de la película es la niña Loreto Peralta, en el rol de Maggie. No sólo sorprende por su perfecta dicción de los dos idiomas. En su presentación, la chiquilla roba todas las escenas y se impone, incluso al mismo protagonista por su carisma, espontaneidad y, por sobre todo, su innegable talento.
Se observa que Derbez aprendió bien los trucos fílmicos de Hollywood, al incluir cameos y pequeñas participaciones de figuras reconocidas, que generan gratos momentos y le abonan puntos a la historia.
No se Aceptan Devoluciones demuestra que Eugenio Derbez lleva muchos años en el negocio cinematográfico y que ha aprendido bien el oficio, enfrente y detrás de la cámara. La cinta tiene una hechura técnica impecable.
También enseña que es un gran mercadólogo. Aún antes de su lanzamiento en México ya posicionó el producto, al presentarlo como un fenómeno de taquilla en Estados Unidos para una película mexicana, lo que ha despertado el interés del sus paisanos, que seguramente abarrotarán las salas en el estreno.
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