
Por Luciano Campos Garza
El pueblo de Estados Unidos tiene mucho qué agradecerle a los X Men, pues no sólo les hace la vida más amena, con sus emocionantes aventuras, sino que, además, ahora se sabe, fueron los que evitaron la catástrofe nuclear en la época de John. F. Kennedy, donde se alcanzó el punto más álgido de la Guerra Fría.
Con una estupenda mezcla de historia y ficción, X Men: Primera Generación compacta elementos del cómic y la cinematografía para entregar una de las mejores películas de superhéroes de la historia.
Es indispensable repasar la manufactura técnica y de efectos especiales de esta superproducción que luce impactantes recreaciones de lugares, y ubica en insólitos territorios de la imaginación, concebidos por el genio de Bryan Singer, el director de la primera entrega y ahora coguionista.
Junto con la pirotecnia visual hay un trabajo de actores que, por vez primera en esta larga serie de cinco partes, se superpone al conjunto de la producción. El libreto se ocupó esta vez de interiorizarse, como en ninguna otra ocasión, en los conflictos internos que los llevaron a enfundarse en los trajes de látex.
X-Men 5 se remonta a los orígenes del clan de mutantes. En un guiño de simpatía para las minorías, y como un llamado de alerta para detener la segregación, repasa el proceso de reclutamiento de los primeros chicos condenados a la soledad por su condición de diferentes. (Aparecen por ahí un par de inesperados cameos de personajes conocidos.)
El elenco internacional, le da un giro juvenil la saga, haciéndola accesible a nuevos públicos que son ajenos al origen de los Men, que inició en 2000 esta nueva versión de la franquicia.
James McAvoy, el emergente actor inglés que ha deslumbrado con su breve pero rutilante carrera, encarna a Charles Xavier, Profesor X, el mentalista que comanda el equipo de anormales que se convierten, por voluntad del espíritu, en superhéroes al servicio de causas sociales y, en este caso, como garantes de la paz mundial para evitar el inminente Armagedón.
El líder de los mutantes se encuentra con un judío interpretado por Michael Fassbender, con poderes para atraer metales y quien, conforme se definan sus características, será denominado Magneto, su gran amigo/enemigo y Némesis.
McAvoy y Fassbender comparten los mejores momentos de la película. Tienen poderes extraordinarios y mentalidad de paladines, y juntos crecen conociendo sus potenciales. Sin embargo, sostienen una complicada amistad entrañable, pero polarizada, en una contradictoria relación que los atrae y los rechaza. Más allá del innegable afecto fraternal que se prodigan, mantienen posturas diametralmente opuestas de la vida, divergiendo en sus criterios sobre la justicia y la venganza.
Los fans de la serie encuentran en esta precuela variadas recompensas. Además de la excitante aventura ubicada a principios de los 60, encuentran explicación a numerosas interrogantes que habían surgido a lo largo de cada episodio, entre las que figuran la escisión de cuando Magneto decide seguir su propio camino para combatir a la humanidad opresora.
Pero hay una explicación sobre las causas que llevaron al Doctor Xavier a quedar confinado en una silla de ruedas.
Kevin Bacon, como el malvado Sebastian Shaw, es un excelente antagonista, mutante, despiadado y letal, políglota y mordaz, que encuentra en los chicos X rivales que están a la altura de su irresistible potencial destructor.
X-Men: Primera Generación es una épica aventura de superhéroes que proporciona gran entretenimiento con una aportación extra de excelentes actuaciones. v