Desde que fue anunciado el proyecto, la apuesta era ganadora.
Ahora, el lanzamiento de Beetlejuice Beetlejuice confirma que fue un acierto presentar esta segunda parte, que el público esperaba tras casi cuatro décadas, con la base del mismo casting. No era realmente necesaria la secuela, pero la agradece la base de seguidores, que se divirtieron con la primera Beetlejuice (pronunciado una sola vez), convertido ya en un clásico de la comedia de horror.
Michael Keaton es el súper fantasma asqueroso y harapiento que vive en el inframundo, en espera de ser invocado por los vivos. Es acompañado en esta aventura sobrenatural por quien fuera su interés romántico de antes, Lydia (Ryder), que vive con su hija Astrid (Ortega), y su madre Delia (Cathrine O’Hara).
Lydia ha dado un giro a su vida convertirá en la conductora de un show sobre muertos y aparecidos, y es acompañada por su novio y productor Rory que, evidentemente, está con ella por interés.
Astrid lleva una vida retirada y hasta amargada, luego de la muerte de su padre, pero cuando encuentra a un chico apuesto en el barrio, finalmente se siente ilusionada. Aunque recibe una desagradable sorpresa, que hace que su madre requiera de la ayuda de Beetlejuice, que colaborará con ella a cambio de que permita que la despose, para llevarla al más allá.
Pero el fantasma tiene que enfrentarse con un enemigo formidable, su ex esposa Delores (Monica Bellucci), una muerta que fue descuartizada pero que se recompone para convertirse en una vampireza que succiona con el aliento el alma de sus víctimas
La cinta funciona, principalmente, por el genio de Tim Burton que consigue recrear la atmósfera inicial, con un diseño de arte espectacular, hecho a mano, con mucho stop motion, que se impone a las recreaciones digitales. De esta forma utiliza escenarios acartonados para mostrar los espacios que se ocupan en el mundo de los muertos.
Si bien la acción ocurre entre los vivos, lo mejor es cuando van al sitio donde conviven los difuntos que es el mismo que ya había presentado, como una risible sucesión de salas infernales, donde los eventos transcurren en situaciones alocadas, donde todo es posible. Es el más allá y las reglas de la naturaleza no rigen igual entre cadáveres.
Lo mejor transcurre entre los actores de la anterior aventura. La escena se la llevan completamente Keaton, Ryder y O’Hara que demuestran que tienen una química increíble e imperecedera. Se añade al casting Willem Dafoe, como un mal actor, muerto, que utiliza entre cadáveres sus pésimas habilidades como histrión.
La parte joven del casting tiene peso, pero llama la atención Ortega que se repite como Merlina, igual de oscura y tétrica, pero en otro escenario.
La escena del desenlace es delirante y, como en la primera entrega, hay una secuencia musical, con una vocalización forzada en una melodía empalagosa y muy conocida.
Todo se arregla satisfactoriamente al final, para que se ajusten los problemas de los que están aquí, allá y en el más allá.
Beetlejuice Beetlejuice es divertida y hasta tierna. Provocará nostalgia al público mayor, y será del agrado de la chaviza que conocerá al espectro chocarrero y escandalosamente divertido.
@LucianoCampos G