Robert Pattinson renueva el perfil del caballero de la noche.
En Batman el director y guionista Matt Reeves hace que el enmascarado se muestre vulnerable y desconcertado, incluso temeroso de que su verdadera identidad sea revelada. Ni siquiera él puede asegurar su nombre oculto, cuando las redes sociales están al servicio de la maldad.
Con anterioridad, el vigilante de Ciudad Gótica andaba mayormente de noche, al acecho de los maleantes, a los que abatía, sin dejar rastro. Desentonaba, un tipo con traje de carnaval paseándose por ahí, de día. Ahora ya no importan algunas formalidades, pues este hombre murciélago anda husmeando en la escena del crimen, rodeado de policías que lo ven como un payaso. Moderno y juvenil, va a un antro a darse de golpes con un ejército de malandrines.
Este justiciero emo no puede ni con su pena. No tiene momentos para la alegría. A diferencia de otras aventuras, en que se da tiempo para el amor y el humor, en esta se la pasa aislado y sumergido en miseria emocional por el conocido asesinato de sus padres.
Pattinson, bien seleccionado, le da un cariz más formal y rígido al personaje, con un tono preciso de melancolía y desesperación, pues se niega a aceptar que Ciudad Gótica sea consumida por la violencia y la corrupción, aunque la impotencia lo rebasa. En el extremo de la desesperanza, es presentado sin la capucha, pero con las sombras de los ojos que se le escurren dramáticamente por los pómulos, como una dama en mal momento. La música excelsa de Michael Giacchino, con una versión distorsionada del Ave María de Schubert, crea una atmosfera sobrecogedora.
Sin alcanzar las alturas de genialidad de los hermanos Nolan, Reeves hace un thriller noir en el que sobresale su declaración política contra las instituciones, afectadas por la deshonestidad. El superhéroe extraído del cómic de DC se involucra en una trama de varios frentes, en los que un sindicato secreto de policías corruptos es controlado desde los más elevados poderes que manejan la ciudad. En una comunidad donde los cuidadores son los criminales, queda muy poco por hacer. A menos que el jefe de la pandilla quede descubierto.
La trama se enreda en una compleja intriga policiaca, que se incorpora a la modernidad en forma de redes sociales. Riddler (Paul Dano) un villano con formato de terrorista híper conectado, y con su sólida base de admiradores, difunde sus planes y acertijos en teléfonos inteligentes, incorporados como importantes gadgets al siempre tradicional y romántico universo gótico. Sacrílego, se atreve a cuestionar la probidad de los ancestros de Bruce Wayne, que habían sido vistos, hasta ahora, como mártires de una ciudad sin ley. Es excéntrico y despiadado, sin respeto por la vida, con tics de Jigsaw, convirtiendo sus enigmas en un juego sádico en el que va eliminando a los notables de la ciudad.
El justiciero es auxiliado por Catwoman (Zoë Kravitz), convertida en mujer fatal, con su propia agenda de revancha. La química aflora entre los bellos encapuchados que, más allá de la tensión pasional que surge entre ellos, buscan sacar la escoria de la comunidad, que se ha vuelto cínica y disipada, lo que les ha provocado desgracias directas a los dos.
En su buscada profundidad temática, la película va más allá del show de la acción y se concentra en la crítica directa al sistema, lo que puede desconcertar a los fans desprevenidos. Al borde del nihilismo, el tipo de la capa siente que la ley debe ser un ajuste de cuentas, que el que la hace debe pagar con el mismo sufrimiento que ha infligido. Él se hace llamar venganza, y se siente portavoz de los desvalidos a los que la justicia no protege. Las instituciones no pueden frente a un monstruo de sevicia que actúa con impunidad. Catwoman lo sabe perfectamente y por eso siente el impulso de aniquilar a quien la ha agraviado. El llamado hacia la anarquía es tentador en Ciudad Gótica, donde tipos con nombres de matones italianos son los que llevan en el bolsillo a los políticos.
El prócer deberá hacer un esfuerzo mayor para no sucumbir a su ira imparable.
Batman es una gran película de tres horas de duración, que vale cada minuto. Bienvenido Pattinson, como el legatario de la máscara con orejas y el traje a prueba de balas.
@LucianoCamposG