Este nuevo Hombre Araña es adolescente, zumbón, desorganizado, nerd. Un típico chico nacido en el nuevo milenio.
En la mitología de Marvel se sabe que Peter Parker tiene una vida miserable, pero en su versión de Spider-Man: De regreso a casa, el muchacho toma toda su miseria con gracia y dignidad.
Al comando del nuevo proyecto, el director Jon Watts da un giro completo a la historia del joven que adquiere, por accidente de laboratorio, los poderes de un arácnido. La interpretación de Tom Holland, enfundado en el traje de Spidey, es una gratísima sorpresa, al mostrar un aspecto, desconocido hasta ahora, del súper héroe como ingenuo púber que se descubre, a sí mismo, convertido en un muchacho maravilla, con poderes fantásticos.
El nuevo capítulo, que involucra al chico del traje rojo con la legión de los Avengers, es una comedia estudiantil, muy divertida, con toneladas de acción, dirigida a jóvenes que son, como el mismo protagonista, de la generación centennial, entusiasta por su ingreso al mundo de las responsabilidades, pero inmaduro aún para asumir retos con seriedad.
Reinventado, el héroe quinceañero está rodeado de gadgets y de compañeros académicamente superdotados que los manejan con destreza. La cinta inicia con tomas captadas por el Smartphone del chico. Fastidioso, intrusivo e inoportuno, registra todos los momentos del día. Pronto se sabe que se encuentra híper emocionado, porque ha se ha convertido en un protegido de Tony Stark (Robert Downey Jr.) que lo contempla como un buen prospecto de Vengador.
De regreso a casa, Parker enloquece de dicha. Lleva una vida apacible con su tía May (Marisa Tomei), presentada como una atractiva mujer madura. También interactúa con los compañeros de la preparatoria, e integra con ellos un equipo de estudiantes sobresalientes que se aprestan a participar en un concurso nacional de conocimiento.
Pero ahora que la vida le ha cambiado, todo es insuficiente. Provoca admiración y pena simultáneas, al tomar atribuciones de vigilante de las calles, necesitado de demostrarse que puede aportar mucho más a su entorno. Indestructible y temerario, combate a la maldad, pero provoca muchas molestias en el vecindario. No deja de ser un niño que trepa por las azoteas, pero cargando todavía su backpack de alumno.
Hasta que encuentra un digno oponente. El Buitre (Michael Keaton) es un sociópata recolector de la chatarra en las que se convierten las armas de los archi enemigos del mundo, que son derrotados por los justicieros, y las transforma en instrumentos sofisticados y poderosos, con las que puede delinquir o comercializar con otros malvados.
Keaton materializa, una vez más, el papel del hombre alado, muy similar al Birdman, que hizo para González Iñárritu, mucho menos dramático, con un toque de maldad y armado con una tecnología sorprendente.
La historia da un vuelco espectacular en el desenlace. Las expectativas se rompen, las posiciones se recomponen y la rivalidad adquiere un nuevo significado. Parker es obligado a crecer. El tierno cachorro debe endurecerse, dejar de ser un chaval en botarga para convertirse en un hombre auténtico.
Hasta este momento, Watts se ha apoyado poco en efectos digitales básicos: las progresiones del arácnido haciendo piruetas, pendiente de la telaraña; los flashazos de algunos disparos de armas sofisticadas; el empleo de artefactos usados para atravesar paredes.
Pero en el clímax, hay un prodigioso despliegue de creaciones visuales espectaculares. En la tradición de las historias culminantes de los Avengers, en las que hay una confrontación de consecuencias catastróficas para metrópolis enteras, y la destrucción de naves grandes como ciudades, en esta ocasión la riña se traslada a una aeronave, propiedad de Stark, de bello diseño y de propiedades de evasión únicas.
De cualquier manera, por esta gloriosa ocasión en el mundo Marvel, la anécdota, las actuaciones, los diálogos, la estructura dramática, se superponen a la pirotecnia de las imágenes.
Este Spider-Man renacido es una atrevida e ingeniosa relectura de uno de los más grandes clásicos del cómic estadounidense. Aunque su efigie tradicional puede aportar aventuras en serie, hasta el infinito, los productores optaron por desacelerar, para ingresar a un sendero poco conocido y riesgoso, con una versión que es, al mismo tiempo, homenaje y parodia. Watts admira al héroe y al mismo tiempo se ríe de su universo.
Afortunadamente, entre las carcajadas de los chistes bien elaborados, no hay tiempo para elevar una protesta.v