La gran noticia es que el verdadero Nicolas Cage está de regreso.
Pig trae de vuelta a aquel gran héroe de la actuación que se perdió en algún punto después de Adiós a Las Vegas (Leaving Las Vegas, 1995) y que se la pasó haciendo montones de cintas insustanciales, con muy escasos hits.
Ahora, Cage se muestra en una excelente forma histriónica en laa propuesta del debutante Michael Sarnoski que le da toda la oportunidad de profundizar en el sigiloso personaje de Robin, un ermitaño que vive en lo profundo de los bosques de Oregon, acompañado únicamente de su cerdita.
Se sabe muy poco, en el inicio, del tipo, que se dedica a hornear pasteles que vende a clientes de categoría. Su especialidad son las tartas con trufas, esa singular especie de hongos que sirven para hacer platillos gourmet, que él prepara con maestría. Quién lo diría. Su aspecto es de un pordiosero, sin higiene, y de talante insalubre, que tiene perdido cualquier estima hacia la civilización.
Hasta que un día su cerdita es secuestrada por desconocidos, lo que remueve su humanidad evidentemente lastimada. En su vida no hay otro apego más que el que tiene con ese mamífero, que goza de gran olfato para encontrar el ingrediente perfecto, y que lo acompaña en su permanente soledad entre los árboles.
Obligado a ir a la ciudad, en una rara especie de operación de rescate, con tintes detectivescos, Robin se reencuentra con un pasado que había eludido y lentamente, conforme va encontrando personas que lo reconocen, se van recorriendo los velos de sus años previos. Y así, este tipo que viste como un mendigo, es objeto de reverencia y aceptación insospechada en los ámbitos culinarios más refinados. Pero, como se ve, nada le importa más que recuperar a su amiga salvaje, cuya ausencia le ha provocado gran angustia.
Drama pausado y lento, de corte existencial, muestra a Cage contenido y calculador en su actuación como víctima estóica. Alejado de la estridencia, muestra al personaje con un carácter apacible, pese a su inquietante aspecto que, equivocadamente, haría suponer que esconde a un hombre violento. Nada más alejado de la realidad. Debajo de los andrajos se esconde un tipo sensible que ha encontrado el sosiego alejado del ruido, indiferente a las glorias que le evoca la gente que lo vuelve a ver. Alguna vez fue un rey y estuvo en la cumbre, pero lo que más anhela en la vida es estar, otra vez con la añorada compañía que gruñe.
Toda la historia es el viaje circular de un hombre movido por la esperanza de regresar al apacible estado en el que se encontraba, antes del ataque. Encontrará que los motivos del secuestro son absurdos e injustificados, pero tendrá que enfrentar la brutalidad de personas sin escrúpulos que ven amenazas en personas extravagantes, como él, que llama la atención únicamente porque su facha es la de un tipo que vive en la calle.
Pig es una mirada compasiva a un hombre que ve su vida colapsada, porque le falta una parte importante en su vida, un cerdo al que le da el afecto que no puede entregar a nadie más. Sólo él sabe que el valor que hay en esa relación, con un ser de la creación, que para la mayoría resulta repulsivo.
@LucianoCampos G