Pobre astronauta Roy McBride (Brad Pitt). Se entera de que su padre Clifford (Tommy Lee Jones), está vivo, después de 30 años de estar llorándole, porque se perdió en una misión en Neptuno. Y hasta allá va el buen hijo, sin conocer nada de la suerte del científico, que se extravió con su tripulación, en los bordes del sistema solar, buscando vida extraterrestre.
Ad Astra: hacia las estrellas es una espectacular propuesta de ciencia ficción, en la que el director y guionista James Gray mezcla la emoción de un viaje interplanetario de varias estaciones, con una introspección del navegante del espacio, que se siente obligado a confrontar los fantasmas del pasado para continuar con su vida que se arruinó desde que inició aquella inexplicable y prolongadísima ausencia.
Pitt se luce, como siempre, en su rol del astronauta intrépido, dispuesto a exponerse a mil peligros, aunque enfrentando permanentemente sus inseguridades en la Tierra. Pero nadie puede negar su inmenso amor, pues está dispuesto a recorrer millones de kilómetros e, incluso, a traspasar los límites de la ley para llegar hasta donde se encuentra su papá.
La presentación de Roy es con una escena espectacular, en la que miles de personas, como él, se ven afectadas a nivel global por una falla ocasionada por una fuerza procedente del espacio exterior. Toda la película contiene numerosos efectos especiales de calidad excelsa. Las tomas muestran un nivel muy desarrollado de tecnología para traer recreación de escenarios en la nave, en caminatas espaciales, en travesías lunares.
Dentro de todo ese ambiente futurista galáctico, es evidente que la película es mucho más de aventuras, que de viaje interior. Aunque el personaje se cuestiona su presencia en el espacio, y medita sobre el significado de la existencia, no se aproxima, siquiera, al canon, como 2001: Una Odisea en el espacio (2001: an Space Odyssey, 1967) de Kubrick o a esa otra perla no tan conocida, Alerta Solar (Sunshine, 2007), de Boyle.
En su interés por propulsar la adrenalina, Grey inserta un par de escenas de acción, que son muy buenas, porque están filmadas con delicadeza y muestran con sutil belleza momentos de violencia brutal. Sin embargo, son completamente gratuitas, lo que mueve a suponer que el principal propósito de la producción es más el entretenimiento, más que la reflexión.
Y ahí está Tommy Lee Jones, inusualmente mesurado, pero representando al ya conocido sicótico, un papel que le ha dado muy buenos réditos a lo largo de su trayectoria.
Sale, por cierto, Liv Tyler en un papel en el que se luce como un simple adorno, como si fuera un jarrón lleno de flores bonitas.
Cuando la película termina, es inevitable pensar: ¿tan lejos viajó Roy, y durante tanto tiempo, para eso?
Ad Astra es una cinta que cautiva, aunque se queda corta en su propósito.
Aunque es lenta, la cinta vale la pena, principalmente por la gran actuación de Brad Pitt.